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Nacimiento de Nacho

Nacho nació hace diez meses por cesárea, pero fue una “buena cesárea”, nos respetaron a mí y a mi hijo en todo momento. Él es el tercero de mis hijos.

Mi hija mayor Natalia nació en el año 2000 (el día 16 de junio) en el Hospital Materno Infantil de La Coruña, también por cesárea, fue una experiencia horrorosa, con todos los ingredientes que tantas veces he leído aquí, enema y rasurado nada más llegar, gotero de oxitocina, cinturones de monitorización y por supuesto que no se me ocurriera quejarme o moverme porque hasta me amenazaron con atarme para que la vía no se me moviera de la mano. Estuve no sé cuantísimas horas hasta que en un tacto decidieron que la niña tenía no se que problema y que me bajarían a quirófano para ayudarme pero ya nada más bajar y después de atarme las piernas al maravilloso potro el ginecólogo dijo que me haría una cesárea porque tenía la pelvis estrecha.

La verdad en ese momento yo sólo quería acabar con todo eso y confieso que no me importó, pero lo que vino después fue mucho "mejor", a mi niña le cortaron la cara, me la enseñaron medio segundo y se la llevaron. Por supuesto mi marido no la vio, le dijeron que todo había salido bien y punto. No le dijeron dónde estaba yo, sólo que se fuera a casa que ya me vería al día siguiente. Todo esto fue a las tres de la mañana y no vi a mi hija hasta el día siguiente a eso de las once de la mañana cuando, por supuesto, ya le habían largado sabe Dios cuántos biberones y la pobre no me quería coger el pecho ni loca; la verdad le costó lo suyo sólo por la gracia de separarme de ella. (Cuando vino al día siguiente el ginecólogo a ver qué tal tenía la cara la niña y le pregunté por qué me había hecho una cesárea, me contestó que porque se aburría y se quedó tan ancho, esa fue toda la explicación que recibí).
Después de esto yo me sentía fatal, pero la gente no lo entiende; "la niña está bien y el corte de la cara cuando sea mayor ni se le notará" me decían, pero yo sentía que aparte de ser el nacimiento de mi hija era el día más horrible de mi vida. Entonces me quedé embarazada otra vez y por supuesto decidí no volver a ese hospital. Busqué un ginecólogo que me dijo que no tenía por que tener otra cesárea y así fue. Irene nació el día 21 de octubre del 2002, en un parto normal, con dolores por supuesto, pero sin que nadie me dijera que no me quejara que no era para tanto. No le dieron biberones y pude ponérmela al pecho nada más nacer.

Ahora hace diez meses que nació Nacho en la Maternidad Nuestra Señora de Belén, también en La Coruña y con el mismo ginecólogo que me atendió mi segundo parto. Me puse de parto a las diez de la noche y a eso de las doce me fui para el hospital (donde no me rasuraron, no me pusieron gotero y me dejaron colocarme como a mí me apetecía). A las cuatro de la mañana vino el ginecólogo a hacerme un tacto y me dijo que ya estaba en dilatación completa pero que la cabeza del bebé estaba totalmente libre. Me bajaron al paritorio y estuve cerca de una hora empujando e intentando que la cabecita del bebé se colocara, me rompieron la bolsa para así ayudarlo un poco a ver si así se colocaba pero no había manera y el ginecólogo decidió que lo mejor sería hacerme una cesárea, ("has llegado a la meta, pero no vas a poder cruzarla, lo siento") Y así fue.

Subió en persona a buscar a mi marido que estaba esperando para entrar al paritorio. En cuanto el niño nació la comadrona lo trajo conmigo y me lo colocó encima, así estuvimos un buen rato mientras me cosían. Después me dijeron que si me parecía se lo iban a dar a su padre y con él estuvo esperándome hasta que me llevaron con ellos a reanimación donde estuvimos los tres juntos. A mí me subieron a la habitación en el ascensor del hospital, pero a nuestro niño lo subió su padre con lo cual no se separó de nosotros en ningún momento, y por supuesto a pesar de tener una cesárea recién hecha me lo pude poner al pecho cuando quise. (Por supuesto ni biberones ni chupetes y tampoco lo bañaron hasta el día siguiente).

Yo no sé si la decisión de hacerme una cesárea fue acertada o no porque no soy médico (aunque según nació lo primero que dijo el médico fue "era imposible con esta cabeza" y hombre, el niño es cierto que fue un poco cabezoncillo) pero lo que si sé es que me trataron fenomenal a mí, a mi hijo y a su padre, que también cuenta aunque en algunos hospitales parezca que están ahí como un adorno.

De la cesárea me recuperé prontísimo, al día siguiente me encontraba fenomenal, teniendo la plena convicción de que el trato que recibes es importantísimo para recuperarte de una operación, sobre todo sentirte informado en todo momento y que te expliquen las cosas, no tratándote como una idiota que está de espectadora pero que en realidad no pinta nada ahí.

Me alegro enormemente de haber buscado otro sitio donde dar a luz y estoy muy agradecida de lo bien que me trataron.