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Nacimiento de Lucio. Pvd2c en domicilio

Esperábamos a Lucio para un 5 de marzo (FPP según FUM). Claro que pensé que se iba a adelantar, idea que reforzó uno de los últimos controles obstétricos y mi ansiedad.

Somos de Tres Arroyos (provincia de Buenos Aires. Argentina). Acá realicé los controles obstétricos hasta el anteúltimo mes con el Dr. G. padre, quien dio por seguro que íbamos a cesárea programada. Ya desde el comienzo del embarazo, tras hablar con la única doula de la ciudad (acá no hay parteras, ni mucho menos obstetras pro pvdc), busqué información en la red, me uní al grupo de Facebook y me topé con el caso de Luz Bres quien tuvo un pvdc2 en el Hospital Privado de la Comunidad (HPC) de Mar del Plata. Me dije: ahí se puede.

En seguida saqué un turno con el DR I., y para el mismo día pauté un encuentro con la partera A. S. quien además había asistido los partos (pvdc1) de dos conocidas de acá de Tres Arroyos con la idea de que me asista en el trabajo de parto y luego trasladarme al hospital a parir ahí. Viajamos con nuestros dos pequeños hijos, Noé y Vicente de 4 y 3 años.

El Dr. I. fue súper respetuoso, le contamos nuestra situación y expectativa. Nos aseguró que estábamos en nuestro pleno derecho, se indignó que no tuviéramos oportunidad en nuestra ciudad pero que lamentablemente él se estaba por mudar a vivir en la ciudad de Córdoba. Nos dijo que en el HPC el pvdc también era un tema controversial, nos dijo que solo él y el Dr. C. (jefe de obstetricia) estaban a favor de dicha práctica en el hospital. Nos propuso sacar un turno con el DR. C. Cuando estuviéramos más cerca de la fecha (semana 35, 36), nos dijo: “es cuestión de suerte, se tienen que dar todas las condiciones, además a vos no te tienen que tocar para nada”. Quiero destacar que nos trasmitió apoyo y calidez y me aconsejó que converse y me una a grupos de mujeres que hubieran vivido estas experiencias.

Luego visitamos a la partera. Estuvimos dos horas hablando con ella en su casa. Nuestros hijos mayores empezaron a comportarse ruidosamente fue difícil mantener el diálogo y sostener su demanda extrañamente excesiva (por lo general son muy tranquilos). En esta visita surgió la primer ilusión aunque suave aún de un parto domiciliario y también LA DUDA: qué hacer con nuestros hijos mayores en ese momento: dejarlos con las abuelas y viajar cuando comience el trabajo de parto? Instalarnos en un departamento alquilado y dejarlos jugando o durmiendo mientras el parto se sucedía en otro cuarto? Llevar con nosotros una abuela. Una amiga, todas las abuelas para dejarlos a su cuidado mientras íbamos a parir? Que presencien el parto del hermanito? Que la partera viaje a Tres arroyos? Qué pasaría en caso de traslado?

Desde ese momento ésta fue la preocupación mayor y nos acompañó la incertidumbre hasta el momento que inició el tp.

A. me pareció una mujer muy experimentada y me trasmitió confianza siempre. Pedro en un momento de la entrevista salió a “airear a los nenes” ella perceptiva comento: ” está muerto de miedo”. Creo que pescó otra de las dificultades reales con las que nos enfrentaríamos: Si se dan todas las condiciones, pensé no voy a dejar que el miedo de nadie, ni el propio interfiera. Y si no se dan todas las condiciones? Cuáles eran? Que miedo que no se dieran! La ubicación de la placenta, la dada vuelta del bebé, la presión, que no resurja la colestasis como en mi primer embarazo, (aunque A. nos comentó q esto ya no era motivo de cesárea , que había una nueva medicación ….). Por suerte se dieron todas las condiciones o casi todas, pero esto no lo supimos hasta último momento, por suerte.

Poco tiempo después de volver una vena de mi pierna derecha se engrosó abruptamente y generó toda una serie de situaciones, cuidados, intervenciones, hemorroides y miedos de trombosis y cosas que por suerte no afectaron el parto vaginal aunque me fui a Mar del Plata habiéndome con el sacrificio de haberme bañado 3 meses en agua fría, usando medias de compresión para cada vez q me verticalizaba y caminando mínimo media hora diaria, privándome de playa y arena, sol y calor. Y con la sugerencia del frenólogo de levantar las piernas en el momento del parto.

Además de mi pierna escachara también llevamos a mis hijos, muy pocos juguetes, ropa para los cinco, todo lo necesario para un parto domiciliario y también otros paquetitos con todo en caso de traslado, comidas, documentos, ecos etc. La camioneta explotaba de cosas que habíamos calculado para máximo 15 días según los pronósticos del último control que lo efectuamos en Mar del Plata con el Dr. C. quien manifestó su desacuerdo con nuestras intenciones de parto aunque reconoció algunas cuestiones: “ yo no estoy de acuerdo porque vos nunca tuviste un trabajo de parto, venís de dos cesáreas programadas pero bueno A. sabe lo que hace.” Me pidió permiso para un tacto y yo de ignorante le dije que sí. Me dijo que el cuello del útero estaba blando, “ah! Seguro tuviste algunas contracciones “ me dijo y que seguramente se iba a adelantar, que iba a sangrar un poco luego del tacto, que no me asuste. También nos dijo q el bebé no era muy grande, nos hizo ingresar los datos en el hospital, en caso de traslado nos ofreció que lo hagamos llamar al aunque no estuviera de guardia, si venís con menos de 9 te hago cesárea, dijo. Finalmente reconoció que no había sistema para que el pudiera atender parto domiciliario, etc…” si queros controlarte después del parto ven ojalá te vea después con el bebé entonces significa que todo salió bien “nos dijo o algo sí.

Todo esto y algunas contracciones provocaron que nos fuéramos a Mar del Plata una semana antes de lo planeado a comienzos de la supuesta semana 38. Nos instalamos en una casa muy cómoda del bosque, las contracciones dejaron de hacerse notar, bueno dijimos ya estamos acá, nos quedamos hasta que nazca. Pedro llevaba a los nenes a la playa, yo salía a caminar , le hablaba a Lucio, al comienzo estábamos tranquilos disfrutando. Hicimos paseos: aguarían, museos etc. Claro que al pasar las semanas, la presión del entorno comenzó a hacerse sentir desde la distancia, y también. Pedro que se había tomado las vacaciones se le estaban agotando y él bebe muy cómodo sin signos de nacer. Y nosotros comenzamos a extrañar nuestra casa. Además gastamos muchísima plata en alquiler y vacaciones, aparte de lo que ya habíamos separado para la partera, etc. La presión empezó a teñir de ansiedad el momento. Algunos días lloraba y le hablaba a lucio. Se gestó una comunicación muy intensa con la panza. Me parecía que cada vez que le preguntaba Lucio estás bien, el me hacía una patadita. Y también. Tuve un nuevo control obstétrico y, con un poco más de información, no me dejé hacer tacto.

Por esos días también sucedió que la partera nos pidió definir donde íbamos a hacer el parto para prepararse y dijimos que en su casa, lo que implicaba dejar a los nenes en la casa alquilada y llamar a alguien que viniera desde tres arroyos( 3 horas y pico de viaje a cuidarlos. YO no seguía conforme con esta idea de que vengan los abuelos pero no quería gastar energías discutiendo y empecé a soltar las cosas al destino. Y por esas cosas del destino todo terminó saliendo del modo más ideal o soñado por mí. Habiendo transcurrido dos semanas de nuestra llegada y siendo la fecha de parto 5 de marzo, invitamos a los abuelos a quedarse un fin de semana con nosotros. Los nenes los extrañaban y nosotros también sentíamos cierta congoja. Pensé : si Lucio quiere nacer solo con su mamá y papá y sin los hermanitos o con los abuelos va a comenzar el tp en estos días. Pero el fin de transcurrió, los abuelos se volvieron a tres arroyos y nada. Una abuela se ofreció para quedarse a ayudar pero yo quería estar tranquila y además en esos días A. nos comunicó que no podríamos hacer el parto en su casa ya que tenía que vivir con ella un familiar en ese momento por razones de salud. Pensé va ser como quería… También fuimos a control de la semana 40 en el pc, ahí monitorearon el corazón del bebé, estaba perfecto por suerte, ahí sí me negué al tacto, por las dudas . Sacamos turno para monitorear la siguiente semana. Yo le hablaba continuamente a la panza, me sentía a veces parte del entorno que presionaba al bebe queriéndolo apurar, me cuestionaba y le hablaba muy conscientemente desde el corazón.

Por esos días de principios de marzo, comencé a ver los niños en guardapolvo, y me embargaba la tristeza de posponer el comienzo de jardín de mis hijos. Vicente arrancaría semanas después que sus compañeritos y sin hacer adaptación. Las vacaciones dejaron de sentirse como tal, los turistas dejaron vacías las playas la presión de los mensajes y llamados comenzó a resultarme insoportable. El clima menos caluroso en cambio favoreció las sensaciones físicas con respecto a las varices y la pesadez del embarazo, me empecé a relajar un poco con eso. A cualquier lado que iba me decían “ah ya estás!” “No lo vas a tener acá!” “Tendrás mellizos? Etc.”

Todos los días sentía alguna q otra contracción, me alegraba saber que mi cuerpo se preparaba..

En uno de esos paseos noté que había manchado con calostro el vestido. Me alegré.

Al día siguiente, me quedé en casa mientras Pedro y los nenes iban a pasear y cuando me levanté de la cama: “ sah.” Agua que caía por mis piernas, poca pero notoria, me dormí una siesta tranquilamente más cantidad q otras veces. Comenzó! Por fin que felicidad: fisura de bolsa pensé. ¡! Volvió Pedro, le cuento, nos pusimos súper contentos. Las contracciones comenzaron a hacerse más frecuentes, aunque no tan dolorosas. Seguía perdiendo líquido de a poco. Hablé con A. por teléfono. Quedamos en que la llamaría cuando las contracciones se regularicen cada 5 minutos al menos durante una hora y media. Esa noche las contracciones se intensificaron, estábamos felices!

Dormía, me despertaba con una contracción, lo despertaba a Pedro, él controlaba la frecuencia de los intervalos. 15.10..Acostada me duelen más pensé. A eso de las 7 me levanto, desayuno liviano ( a cada rato picaba algo energético)las contracciones eran más seguidas, llamamos a A., preparamos un cuarto tranquilo, limpio, oscuro y ahí la esperé. Llegó A. con V. su coequipero, enfermera neonatología y dos grandes valijas.. Me dice de acostarme para monitorear los latidos de Lucio durante la contracción. Sorpresivamente pasaron 40 minutos sin contracción. Yo no entendía nada. Me hicieron comer miel para que Lucio se moviera. Me dice: todavía no estás en franco trabajo de parto, son los pródromos, no tuviste fisura de bolsa es el corion envolvente el que se fisuró. El bebé está mirando para adelante. Hay un truco que podemos hacer para que gire, no es el manteo… pero se tiene que girar para nacer. En eso cuando se estaba por ir tuve una contracción muy fuerte y bien dolorosa. Esta sí es de las buenas dice A. Al parecer me dijo, hay maneras de saber que estás en trabajo de parto, esas contracciones que tuviste cada 5 minutos era porque estabas verticalizada o en movimiento pero no significan que estás en trabajo de parto para saberlo hay maneras: si las contracciones persisten siendo cada cinco minutos aunque estés acostada, y la otra manera es tomarse una busca pina…bala. Me dice pero ya falta poco a lo mejor esta noche o mañana comience el trabajo de parto… ah me dice al irse, hacerme el favor de salir de este cuarto oscuro eso es para el expulsivo, anda a pasear, toma aire y sol.

Pedro relajado se fue a dormir la siesta. Déjalo dormir que si no va disfrutar del parto, me dijeron. Quedé, la verdad, triste. Decepcionada, cuando pensé que faltaban minutos para que naciera y ni siquiera había arrancado el tp! No podía creerlo, me daba rabia y angustia pensar que nada me saliera fácil.

Salimos a pasear esa tarde aunque yo estaba muy molesta con contracciones (falsas) y tristeza, fuimos a tomar algo. Me sentía muy incómoda, volvimos a la casa, tristes, con frío con mucho dolor. Sin esperanza me tiré a dormir una siesta a las 7 de la tarde, Pedro se fue a bañar. Seguía con contracciones. Acostada sentí que dos contracciones eran seguidas, muy seguidas y de pronto mucha agua entre mis piernas, mojo la cama que ya tenía puesto el cobertor de plástico desde el día anterior. Le aviso a Pedro, le digo que llame a A. para contarle. Escucho que le dice que ya viene. Entonces ahora sí? Pienso. Viene, cenan, me monitorea, al parecer sigo sin romper bolsa… se van todos a dormir, siguen las contracciones, ya con A. durmiendo en casa me relajo, no controlo horarios, ni números , ni frecuencias, ni se me ocurre despertar a Pedro . Hago algunas vocalizaciones, respiraciones, “O”. Me duelen bastante las contracciones, me da gracia recordar todas las veces que pensé:” y si no me doy cuenta??” Ya. Las velitas y la música pensadas para este día y distribuidas por la casa quedaron sin prender, no quería despertar a nadie!

No es como me lo imaginaba esto che lleno al baño tratando de no hacer ruido, bancando las contracciones sola, todos durmiendo, bueno, supongo que cuando sienta “ganas de hacer caca” despertaré a alguien. Pasado un rato me acosté, dormí un ratito entre contracciones, pero después pensé en verticalizar para ayudar al bebé con la gravedad, no estoy sola, solo parece. Me paré, bailé suavemente, fui a buscar agua a la cocina caminando entre contracciones en una me parece q me hago caca ya y q no llego hasta el baño, ya fue pienso y me agacho en el piso, me miro, no. Parece que estoy limpia, en todo momento estuvo cayendo tapón mucoso transparente o amarillento o rosado interminable…..en algún momento empecé a usar apósitos para controlar esto, también quedó guardado el camisón que había preparado para el t. p..

En la siguiente contracción volví a sentir ganas de ir de cuerpo, despierto a Pedro ,le digo que le avise a A. Viene, me monitorea y dice que está muy avanzado, deben ser las 12h de la noche, llaman a V. para que venga que falta poco. Al rato un tacto. Nunca supe de números pero sé que en un rato más ya tenía la dilatación necesaria, en mi espalda baja asomaba mi estructura ósea abierta como nunca, las contracciones eran cada minuto calculo y así se sucedieron las horas. Nunca supe cuánto tiempo pasó, peo cada vez me cansaba más.

En algún momento hubo baile, masajes, vocalizaciones, baño, creo que no hubo grito, y me dormía entre contracciones, y bebía gatorade con una bombilla. En algún momento pareció que había pasado mucho tiempo y le pregunto a la partera que pasa que no baja, me dice que la bolsa está intacta y sigue sin girarse. Yo muy cansada me voy a duchar pensando que eso podría relajarme un poco y en el caminar hacia el baño de pronto hago mucha fuerza sin querer, sabiendo y temiendo de desgarrarme si no era el momento de hacer fuerza. Trato de controlarlo pero ya estaba tan cansada que ni podía evitar hacer fuerzas. Dentro de la ducha otra vez me pasa lo mismo en la contracción. A. graciosa corre la cortina y me dice nació? Luego me siento en el inodoro, nunca dejó de salir tapón mucoso eterno. Me pregunta A.: “ me das permiso para romper la bolsa?” ssiiii, le digo. Recordé relatos en los que esto había ayudado al progreso del parto. Luego me dice “Ahora sí, si en media hora no progresa nos vamos al hospital”. Frase que me horrorizó a mí y a mi pareja que escuchó tras la puerta. Pero felizmente Lucio empezó a bajar y girarse y cada tanto yo metí mano para palpar su cabecita porque me emocionaba tanto saber que estábamos por conocernos.

Probamos acostados, en cuclillas y finalmente el parto fue en el banquito de parto, en si no me dolió. Lo que sí, ya no sentía las contracciones al final, solo ganas de hacer fuerza. No recuerdo dolor cuando salió la cabeza (en este caso con un hombro). Estiro mis brazos, palpo su cabeza ya afuera y lloro y río a la vez diciendo hijito! Sale su cuerpo y lo tomo en mis brazos, hola Lucio!!!! A. me alerta sobre el cordón corto, la placenta sale inmediatamente después. Lo logramos Lucio, lo logramos!!!!!!

Hora siete y diez, 3.800 kg. Al ratito los hermanitos vienen a conocerlo luego del desayuno.