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NACIMIENTO DE LUCA: PVD2C

Para contar el nacimiento de Luca se me hace necesario explicar también, aunque sea por encima, la historia de los nacimientos de mis 2 primeros hijos, sin ellos, esta historia y este nacimiento no sería tan significativo como lo ha sido para mi.

En 2009 me quedé embarazada de mi primera hija, un embarazo buscado y muy deseado, en ese momento me atendía un ginecólogo de mi seguro privado, que además era conocido de la familia (se supone que conmigo tenía un trato de alguna forma “preferente”), no pensé en buscar otro tipo de atención en mi parto, no pensé que en ningún hospital hicieran nunca nada que no fuera lo mejor para mamá y bebé…

Durante todo mi embarazo, mi hija permaneció sentadita dentro de mi y cuando ya se iba acercando el final del embarazo mi ginecólogo me advirtió que el protocolo en estos casos era cesárea programada en la semana 38, pregunté en las clases de preparación al parto y también a la matrona de la Seguridad Social, todo el mundo parecía estar de acuerdo, así que, aunque no era lo que deseaba, fui haciéndome a la idea y llegada la semana 38 así fue.

Mi primera cesárea fue relativamente “amable”, aunque mi pareja no pudo estar conmigo, el ambiente fue bastante agradable, me dejaron ver a mi bebita al nacer y antes de llevársela con su padre (ojalá hubiera podido sentir su cuerpecito nada mas salir de mi…) y a la media hora ya estaba en la habitación con ella. Asumí que había tenido mala suerte y que no había podido ser de otra forma, así que esta cesárea, en un principio, no me afectó demasiado.

Al año y medio, quisimos tener otro hijo y volví a quedarme embarazada, esta vez lo tenía claro, quería un parto vaginal y así se lo hice saber a mi ginecólogo (el mismo), que me dijo que no había problema si todo iba bien, yo me dediqué exclusivamente a ser optimista y pensar que todo iría bien, en cuanto mi bebé se puso en posición cefálica me relajé y esperé el momento, no se me ocurrió pensar que quizá el hospital no era el adecuado para mis planes (confiaba en mi ginecólogo), ni tampoco se me ocurrió preguntarle al ginecólogo qué era para él ir todo bien…así que en la semana 38 sin haber sentido una sola contracción dolorosa a eso de las 12 de la noche al ir a llevar a mi hija dormida del sofá a la cama note algo extraño en mi interior y que me mojaba un poco, como si me hubiera hecho pis, había roto la bolsa…como en las clases de preparación al parto me habían dicho que con cesárea previa si se rompía la bolsa directa al hospital, pues eso hice, en una hora estaba allí (¡tremendo error!), lo primero que hicieron fue hacerme un tacto para decirme que estaba verde verdísima, que como tenía la bolsa rota me ingresaban, que avisaban a mi ginecólogo y que si por la mañana seguía igual, él me practicaría una cesárea…uff, se me cayó el mundo encima, esto no lo había previsto…y yo sin una sola contracción… me fui a la habitación obsesionada con ponerme de parto cuanto antes, no quería otra cesárea! Empecé a estimularme los pezones (en la preparación al parto nos hablaron de esta técnica para provocar contracciones) y las contracciones comenzaron, eran cada pocos minutos pero bastante suaves todavía, el proceso apenas acababa de empezar…pasé así toda la noche y por la mañana allí estaba mi ginecólogo, preparado para bajarme al quirófano, le pregunté desesperada si no podíamos esperar, me parecía muy pronto, le dije que quería seguir intentándolo, por ser yo (eso dijo), hizo una excepción y me dejó algo mas de tiempo, me dijo que él creía que yo ya lo había intentado pero que si quería esperábamos hasta las 6 de la tarde, que a las 5 pasaría una ginecóloga de su confianza a valorarme y según lo que ella dijera actuarían. Estaba muy angustiada, seguía teniendo contracciones pero eran muy suaves y llegado un momento empezaron a pararse, comencé a perder la esperanza, mis planes de parto vaginal se iban al garete…

A las 5 de la tarde apareció la ginecóloga en cuestión, me hizo un tacto superdoloroso y me dijo que seguía verdísima, “esto es una cesárea de libro” dijo sin contemplaciones, recuerdo venirme abajo totalmente en ese momento, recuerdo, como si fuera ayer, la sensación de derrota…y con ese sentimiento me fui para el quirófano, otra vez sin mi pareja y esta vez no fue tan “amable” el proceso, el anestesista parecía estar cabreado, según luego me comentó un celador, haberle hecho volver un sábado por la tarde (vinieron por la mañana y con mi cambio de planes les tocó volver por la tarde…) y perderse el partido no le venía bien al hombre (qué desconsiderada soy…), allí estaba yo, con las manos atadas, en un ambiente de lo más hostil, con las lágrimas cayendo y preguntándome cómo había llegado a esa situación otra vez…

Pude ver a mi hijo cuando lo sacaban pero esta vez no volvieron a acercármelo, cuando pregunté me dijo la matrona “el papi no ha querido separarse de él”, luego mi pareja me dijo que eso no era cierto…al menos, en cuanto me cosieron ( media hora), pude estar ya con él en la habitación.

En principio, pasado el momento, acepté que había tenido mala suerte de nuevo, pero como a los 5 meses de nacer mi hijo y tras el PVDC de una muy buena amiga mía, comencé a sentirme muy mal, cuando estaba sola lloraba desconsolada casi sin saber por qué y muy a menudo revivía todo lo ocurrido en el hospital, pensaba una y otra vez en lo que tendría que haber dicho, lo que podía haber hecho…me sentía fatal y lo peor, era algo tan difícil de explicar… en ese momento sólo conseguí contárselo a mi pareja pero aunque él intentaba ser de lo más comprensivo yo sentía que no lograba entenderme del todo, con el tiempo me he dado cuenta de que sólo si has pasado por ello puedes comprenderlo realmente; lo que pasaba era que a mi cuerpo le faltaba algo, una experiencia vital que le había sido arrebatada, me habían robado mi parto, pues estaba segura que sólo hubiera necesitado más tiempo, incluso una vez nacido mi hijo el ginecólogo dijo: “ qué pena, porque este niño era perfecto para parirlo” (¿no me digas, qué es esto, recochineo?).

De esta forma entendí que me habían hecho falta 2 cesáreas para darme cuenta que en este país es necesario informarse muy mucho acerca de las prácticas que se realizan en los hospitales, de los profesionales que te atienden y de todo lo que pasa alrededor de un parto, pues desgraciadamente hay mucha desinformación y mucho “profesional” que realiza protocolos y prácticas obsoletas por comodidad y/o ignorancia.

El tema del nacimiento de mis hijos para mi era casi tabú, cada vez que hablaba de ello todo ese horrible sentimiento volvía a mi y no podía evitar llorar (qué triste que algo tan bonito y único como un nacimiento te haga sentir así…), yo ya no pensaba tener más hijos, me parecía que tener otro sería una lucha demasiado grande a la que no podría enfrentarme (hablo del nacimiento claro), pero de repente, de manera totalmente sorprendente en el verano del 2.014 descubrí que estaba embarazada, no me lo podía creer! Y no podía parar de llorar! Aquello no estaba planeado y me pilló totalmente fuera de juego, pero el interrumpir un embarazo no entraba en mis planes, así que intenté ver la situación con optimismo, esté bebé había venido por algún motivo y sólo podía ser bueno, ahora lo tenía clarísimo, a pesar de que después de 2 cesáreas me lo iban a poner muuuy difícil, esté bebé tendría su oportunidad de un parto vaginal, estaba informada y sabía muy bien lo que no quería, por supuesto no volví al ginecólogo que atendió mis otros dos partos, pero no sabía muy bien a dónde dirigirme…

En la Seguridad Social, en mi primera visita a la matrona, ya me dijo que lo mío sería una cesárea programada, que era el protocolo y no había opción (qué desilusión! no volví, empezábamos bien…), un parto en casa me imponía mucho respeto, sentía miedo y la única clínica que conocía que atendiera PVD2C (Acuario) había dejado de atender partos, una amiga me habló de una ginecóloga en Alicante que al parecer era pro parto natural, así que sin dudarlo me fui a verla, en la primera visita me tranquilizó, ella no tenía inconveniente en que me pusiera de parto e intentarlo vía vaginal, así que sin más empecé a disfrutar de mi embarazo, por fin parecía estar en buenas manos, todo transcurría con normalidad….. hasta que a principio de año, me llamaron del seguro médico comunicándome que mi ginecóloga ya no formaba parte del cuadro médico y que buscara otro profesional pues ella no podría atenderme, no podía ser!! Cómo podía tener yo tan mala suerte, sólo estaba a dos meses de mi FPP!

Afortunadamente mi pareja desde el principio me apoyó en todo, me dio toda la seguridad que necesitaba y no encontraba a mi alrededor, incluso a veces creo que él tenía más confianza en que podría parir que yo misma, me propuso entonces el parir en casa si no encontrábamos más opciones, pero a mi me seguía dando miedo, en el cuadro médico del seguro privado no había más opciones, el resto de ginecólogos eran ginesaurios, así que volví a retomar la opción de la S.S., nos habían hablado del Hospital del Vinalopó en Elche, se comentaba que era bastante respetuoso y pro parto natural, así que fuimos a visitarlo, los paritorios/salas de dilatación nos encantaron parecían bastante íntimos y con bastantes recursos a nuestro alcance, las explicaciones que nos dio la matrona sobre como atendían los partos también nos convencieron, eso si, cuando le pregunté acerca de los PVD2C tuvo que llamar a los ginecólogos y preguntar, le dijeron que no se estaban haciendo actualmente pero me dijo que todo era verlo…me agarré a un clavo ardiendo y pensé que si podía ser en algún sitio sería allí y pensaba luchar hasta conseguirlo, pedí el traslado a ese hospital, íbamos a contrarreloj. Me concedieron el traslado y me dieron cita con el ginecólogo, estaba de 36 semanas, la cuenta atrás empezaba y todavía no sabía si me dejarían parir allí, fui a la consulta nerviosa, al llegar le expliqué al ginecólogo que me atendió mi situación, me hizo una ecografía y me preguntó datos sobre este embarazo y los anteriores, debatimos un poco sobre las recomendaciones médicas acerca del PVD2C y lo que me dijo fue: “Aquí cada caso es particular, estudiaremos el tuyo en sesión clínica y lo que decida la mayoría es lo que se hará, mi voto a favor lo tienes, pero tiene que votar el resto” para mi aquello fue un triunfo enorme, al menos las puertas seguían abiertas, aunque el momento decisivo sería la semana siguiente cuando me dijeran lo que habían decidido.

A la semana siguiente acudí a la cita nerviosa, aunque no se por qué pero tenía confianza en que todo iría bien…, al llegar me esperaba esta vez una ginecóloga, la que más tarde se convirtió en “mi ángel”, la Dra. O., me explicó que en sesión clínica del hospital habían estudiado mi caso y que basándose en la evidencia científica habían concluido que intentaríamos el parto vaginal, me expuso también los riesgos y me preguntó si yo estaba de acuerdo…..por supuesto!!! No podía estar más feliz!! Me cito para monitores en la semana 39 y que a partir de ahí nos veríamos en monitores cada semana, que si pasaba de la 41, llegando a la 42 tendríamos que programar cesárea ya que lo que no podían hacer era inducir el parto de manera artificial, yo tampoco lo quería, así que me fui tan contenta a disfrutar del final del embarazo y esperar a que llegara mi momento, a partir de la semana 38 empecé a estar un poco ansiosa, en todo momento había pensado que se adelantaría y aquello no parecía ponerse en marcha, mira que si no me ponía de parto y me tenían que hacer cesárea después de todo…mi primera cita en monitores (s.39) todo estaba bien, pero no quise que me hicieran tacto así que no sabía como iba la cosa….llegué a la semana 40 ya bastante nerviosa y coincidí de nuevo con la Dra. O., ahí sí quise saber…me dijo que había borrado parte del cuello pero nada de dilatación…, aún así me animó un montón, me dijo que iba estupendamente y que tenía muy buena pinta la cosa que cualquier noche de esas me plantaba allí…yo no paraba de hacer caminatas todos los días, pelota de pilates…quería dilataaaaar, iba teniendo contracciones pero muy suaves, no terminaba de arrancar el asunto, hasta tres días después (40+3), ese día caminé mucho por la mañana, por la tarde recuerdo haber estado bailando y saltando con mis hijos y luego fuimos al centro comercial, ahí ya notaba contracciones, muy soportables pero molestas y bastante seguidas, presentía que la cosa estaba cerca pero estaba contenida, no quería equivocarme…llegamos a casa y mientras preparábamos la cena, sobre las 20:30 note un chasquido y que me mojaba un poco….Oh no!! Se había roto la bolsa?? Me fui al baño y me senté sobre el videt con el tapón puesto, efectivamente aquello tenía que ser líquido amniótico…(afortunadamente las aguas eran limpias),de pronto me agobié muchísimo, no podía creer que me fuera a pasar lo mismo que la anterior vez!

Avisé a mi marido que se puso contentísimo y yo no terminaba de alegrarme, mis contracciones apenas se notaban…avisé a mi madre, le dije que viniera a por los niños, no sabía como iba a ir la cosa pero en algún momento tendría que irme para el hospital, que estaba a unos 20-30 minutos de mi casa, aunque lo que si sabía es que no saldría corriendo esta vez.

Llegó mi madre, y mientras yo cenaba y ella me ayudaba a organizar las cosas que necesitaba, las contracciones empezaban a animarse, molestaban bastante pero podía seguir haciendo cosas, una vez lo tuve todo preparado y mi madre se llevó a mis hijos me senté en el sofá y comencé a concentrarme en las contracciones, dolían, y aunque aún no eran rítmicas eran cada 10, 6, 8, 7, 13, 8, 15….cuando venían tenía que levantarme, me apoyaba en el sofá o me sentaba en la pelota, mi marido estaba en el sofá conmigo e intentaba dormir algo, yo prefería estar conmigo misma y concentrarme, sólo necesitaba que él estuviera cerca, a las 3 de la mañana, una de las veces que fui al baño, vi que había manchado un poquito de sangre y eso me asustó, estuve a punto de irme en ese momento para el hospital, afortunadamente una amiga me tranquilizó vía wathsapp y al final decidí esperar, sobre las 5 de la mañana decidimos acostarnos en la cama un rato, pero para mi, descansar ya no era viable….en cada contracción tenía que levantarme, a pesar del sueño que tenía, cuando venía una contracción no podía estar tumbada ni sentada, dolía mucho más…mi cuerpo se levantaba casi automáticamente en cuanto la notaba venir, y así seguí dejándome llevar de una a otra hasta las 8 de la mañana, empezó a salir la luz del sol y ya habían pasado 12 horas desde que se rompió la bolsa y sentía la necesidad de saber si mi bebé estaba bien, salimos para el hospital, las contracciones eran ya regulares, cada 10 minutos.

Cuando llegamos allí la matrona que me atendió me puso en monitores y después me hizo un tacto, has dilatado 1cm. Qué?? Cómo?? Había aguantado toda la noche con contracciones dolorosas y ni siquiera estaba de parto?? Se me cayó el alma a los pies…tenía la sensación que pese a haber aguantado más tiempo todo iba a repetirse como en mi anterior cesárea…me dijeron que iba a venir la ginecóloga guardia para valorar que hacíamos, pregunté quién era y ….bingo! La Dra. O entraba de guardia en ese momento junto al Dr. C, que estuviera ella me alegró, me había animado mucho las otras veces y me parecía muy positiva, vinieron los dos y me dijo que me ingresaban en planta, que a las 6 de la tarde volverían a valorarme a ver si había conseguido ponerme de parto y que entonces volveríamos a hablar, tengo que decir que me preguntó cuando había roto la bolsa y no fui capaz de decir la verdad, pensé que los protocolos jugarían en mi contra y ahora sabía que mi bebé estaba bien, dije que la rompí justo antes de salir para el hospital….

Desde las 9:00 de la mañana hasta las 18:00 estuvimos mi marido y yo en la habitación, al llegar me dieron un café con leche y galletas y ya no volví a comer nada más, tampoco tuve hambre la verdad, pasamos allí nueve horas , yo concentrada en mis contracciones, que eran cada 10 minutos exactos todo el tiempo, dolían…y yo estaba muuuyy cansada, estaba con la cama levantada del todo, sentada de lado y con la cabeza recostada para intentar descansar algo entre contracciones, en cuanto llegaba una tenía que levantarme, así pasaron las horas, yo ya había perdido la noción del tiempo…cerca de las 18:00h. las contracciones empezaron a espaciarse a 20 minutos pero dolían mucho más, pensé “justo ahora que van a valorarme…. esto no puede pararse por favor”, vinieron a buscarnos y bajamos a la habitación de dilatación/paritorio, vinieron los ginecólogos a valorarme, las contracciones volvieron a ser cada 10 minutos…necesitaba estar de parto! Llevaba unas 20 horas ya con contracciones seguidas y sin haber dormido, me tumbé ansiosa para la valoración… La Dra. O me dijo estás de 2-3 cm., a mi me pareció que era taaan poco….pero ella sonrió y dijo: “Podemos considerar que estás de parto, te quedas aquí”, ¡Qué alegría!, esto me llenó de energía a pesar de que dilataba muy lentamente…todavía podía conseguirlo! Vino una matrona nueva y se presentó, dijo que iba a estar conmigo, que en tres horas volvería a valorarme, me dejaron puestos los monitores y nos dejaron solos, podía moverme pero al estar conectada a los cables estaba un poco limitada la verdad…seguí como en la habitación, me sentaba y cuando llegaban me levantaba y me apoyaba en un mueble que había bajo la ventana, y a ratos me sentaba en la pelota, de vez en cuando los sensores se movían y se perdía el latido, el aparato pitaba, eso fue bastante rollo…así seguimos tres horas más con contracciones cada 10 minutos, llegaron las 21:00 h. y vino de nuevo la matrona a ver como iba, me hizo un tacto, yo estaba expectante…y dijo: “estás de 2-3 cm.” Uffffff, no estaba avanzando!! La matrona me propuso romper la bolsa un poco más arriba y separar membranas, me dijo que eso tal vez ayudara, le dije que si, estaba ya muy agotada…le pregunté entonces por el gas para aliviar el dolor (óxido nitroso) del que nos habían hablado en nuestra visita al hospital, y me dijo que lo traería enseguida, rompió la bolsa un poco más e hizo la maniobra de Hamilton, después me dijo que mi bebé no estaba flexionando la cabeza adecuadamente y no llegaba a apoyarse donde debía y que por eso no estaba dilatando, me sugirió un par de posturas para intentar favorecer esa flexión, me dijo que cuando vinieran las contracciones me apoyara de pie sobre algo casi volcada hacia delante y también que probara a tumbarme de costado casi bocabajo, se fue a buscar el “gas” y me quedé probando la postura de pie que me recomendó, las contracciones habían subido mucho la intensidad desde la maniobra, dolían mucho, llegó la matrona con el gas y aunque veía inconcebible tumbarme, pensé que el gas podría ayudarme, así que ya que me lo habían traído me dispuse a probar la postura tumbada que me había sugerido la matrona, ufff, qué dolor!!!

Empecé a aspirar el gas, mareaba un poco, no se si me hacía algo o no, pero estaba tan concentrada intentando aspirarlo correctamente que pude aguantar algo de tiempo así, no mucho…en seguida volvió la matrona, serían las 22:00 de la noche, traía un gotero…”Qué es eso??” dije, “He pensado que podemos ponerte un poco de oxitocina, es una cantidad mínima, casi testimonial, ya sabes que no podemos poner más, es para ver si tu cuerpo reacciona y se activa la dilatación” me dijo ella. Mi marido me dijo que el pensaba que podía funcionar y yo estaba taaaaan agotada, le dije a la matrona que si, a ver qué pasaba…yo seguía tumbada y con el gas, le dije: “mejor me levanto que dolerá todavía más” ella me dijo que no, “sólo serán más seguidas las contracciones”, me enchufaron el gotero y casi inmediatamente, empecé a sentir una contracción de un dolor bestial, horrible….grité, “esto duele muchísimo, en cuanto pase la contracción me levanto, seguro que es porque estoy tumbada” mi marido me sujetaba el gas y yo trataba de aspirarlo, pero eso ya parecía no servir para nada, le dije que cuando viera en el monitor que bajaba la contracción me avisara y me pondría de pie, me dijo: “ahora está bajando”, me levanté pero el dolor no disminuía, no paraba, le dije: “cariño, no baja, sigue doliendo”, su cara mirando el monitor era un poema, “ya…cariño, lo sé, está subiendo otra vez…” a partir de aquí ya no hubo descanso las contracciones se convirtieron en una sola, conforme terminaba una, empezaba la otra, no se podía soportar…pensé que al ponerme de pie dolería menos, pero dolía aún más, el gas había quedado lejos de mi al levantarme y entonces pensé que a lo mejor si había hecho algo mientras estaba tumbada, lo pedí a gritos, “el gas! el gas!”, pero eso ya no me valía para nada, me di cuenta que si esto seguía así no lo soportaría mucho tiempo, pedí la epidural, necesitaba algo ya! Parar ese dolor continuo que me partía por la mitad, me dijeron que si, que enseguida avisaban y que en quince minutos estaría allí y podría descansar, me pareció que no podría soportarlo, en este punto necesitaba a mi marido pegado a mi, me sostenía en él, nos quedamos solos otra vez, recuerdo que vomité un par de veces, el dolor era muy intenso, volvió la matrona y también la ginecóloga, me dijo que se estaba perdiendo el latido demasiadas veces y que tenían que tenerlo controlado, que iba a poner un monitor interno en la cabecita del bebé, debía tumbarme para poder colocarlo, le dije que no sabía si podría soportarlo pero lo hice, me tumbé, el dolor era extremo, y a partir de aquí todo sucedió muy rápido, colocó el monitor y cuando lo hizo le dijo a la matrona, “está de 5”, conforme lo colocó, todavía no me había dado tiempo a levantarme y me dijo, “espera, tengo que comprobar si está bien puesto” al parecer se estaba perdiendo el latido, volvió a meter la mano y alucinada, le dijo a la matrona “está de 6, de 8, de…9” yo sólo gritaba muy fuerte, cómo dolía! La Dra. me dijo de pronto: “si notas como ganas de hacer caca empuja” Y yo dije: “¿Cómo voy a empujar? Duele mucho!!, De repente hubo un revuelo grande, la doctora se puso guantes y gorro entraron una mesa y algunas personas más, yo estaba muy aturdida y sólo atiné a preguntar: “¿Qué pasa?!” La Dra. me dijo que mi bebé estaba sufriendo un poquito y que iban a ayudarle a salir con una pequeña ventosa (Kiwi), todo estaba sucediendo muy deprisa, pregunté si no le podría ayudar yo levantándome, me dijo que no había tiempo y que debía empujar, ahora ya tenía fuerzas para hacerlo y parece que mi cuerpo me daba una tregua de unos segundos entre contracciones para poder coger aire, sin darme ni cuenta habían inclinado la camilla de parto hasta ponerla prácticamente vertical y yo estaba empujando con todas mis fuerzas, en una hora había pasado de 2-3 cm a estar empujando (y la epidural sin llegar), era todo surealista, yo sólo podía gritar, apretaba los ojos muy fuerte también y empujaba con todas mis fuerzas, en 4 o 5 pujos noté un dolor sobrenatural y salió la cabeza (la gine había ayudado con la ventosa), en este punto visualicé todos esos partos que tenía en mi cabeza con bebés que giraban lentamente la cabeza y después salían un ratito después, y pensé que no podría, que no tenía fuerzas para más…pero seguí empujando y en dos pujos más salió enseguida como un pececillo resbaladizo, yo seguía gritando y apretando los ojos y oí la voz de la ginecóloga: “Mira! Abre los ojos!” Mi bebé ya estaba sobre mi!!!! Tan precioso!! Lo habíamos conseguido!! Qué felicidad tan inmensa!!

Recuerdo todo como una especie de sueño, mi bebé, la cara de mi marido mirándonos, qué felicidad!!, estuvimos los tres abrazados mientras la ginecóloga esperaba a que saliera la placenta, no tardo mucho…entonces se puso a hacer algo en mi cuerpo y como no podía verlo le pregunté, me dijo que estaba cosiéndome, que había tenido que hacer una pequeña episiotomía para que todo fuera más rápido, yo de eso ni me enteré, creo que es lo único de lo que no me informaron antes de hacerlo, al parecer mi bebé entró en bradicardia y aunque yo percibí el revuelo, no me transmitieron la tensión que había porque el bebé tenía que salir rápidamente, creo que el equipo médico fue magnífico, a pesar de la tensión que debían tener me animaron en todo momento diciéndome lo bien que lo estaba haciendo y no me preocuparon en ningún momento, fueron geniales!

Después de estar un rato con el bebé encima, la pediatra se lo llevó a la mesa caliente, que estaba a un metro de mi, apenas un minuto, enseguida me lo devolvió y allí nos dejaron a solas 2 horas a los tres, disfrutando de ese momento increíble y único.

Este parto fue mucho más instrumentado de lo que hubiera deseado, pero creo que se me respetó e informó de todo, haciéndome partícipe de todas las decisiones y aunque no era lo que había soñado, me parece que las prácticas que se realizaron fueron necesarias y correctas, fue totalmente sanador para mí, y a pesar de lo largo y doloroso que fue, hay momentos en los que añoro vivirlo de nuevo, la única pena que me queda es no haber podido vivir lo mismo con mis otros dos hijos. La gran alegría, cuando les pregunté a los ginecólogos si había sido el primer PVD2C en ese hospital y me contestaron: “Sí, pero no será el último”

Gracias!!