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Mi parto por cesárea. La historia de Cris

Hospital Infanta Cristina de Parla, en el 2012

Dicen que los humanos tenemos la capacidad de olvidar las malas experiencias con facilidad, y en mi caso es cierto.

Tengo dos niños, el primero nació por cesárea hace tres años y medio y la segunda por parto natural hace un año y poco (https://www.elpartoesnuestro.es/relatos/pvdc-la-historia-de-cris), y el primer parto lo tengo casi olvidado, mientras que el segundo puedo recordarlo con mucho sentimiento siempre que veo alguna mujer embarazada o con un bebe chiquitín. Como he dicho, hace tres años y medio nació mi nene, en una de las peores experiencias que he tenido en mi vida, y no es hasta ahora que me veo con fuerzas para escribirlo. ¿Porque? Quizás por una mezcla de acontecimientos, en gran parte el parto de mi niña que me ayudó a curar esa herida, en otra porque una amiga acaba de tener un niño y me siento muy tierna, pero especialmente porque las malas experiencias hay que recordarlas, sobre todo si nos han servido para aprender o pueden ayudar a otros. Después de este rollo, allá va mi relato: Después de un embarazo envidiable llego la hora del parto. Me encontraba muy tranquila, segura de que iba a estar en buenas manos pues el hospital está lleno de profesionales que llevan mucho trayendo niños al niños. Creo que ese fue mi gran error. Comencé con contracciones un sábado de Semana Santa por la mañana. Visita al hospital, donde nos dijeron que el parto estaba comenzando, pero que aún me quedaba, que esa noche o el domingo nacería. Fui con mi marido a dar un paseo, de vez en cuando me venían contracciones, pero tras el paseo se fueron pasando y el resto del día lo pase bien. A eso de las tres de la mañana volví a despertarme con contracciones y unas ganas tremendas de ir al baño. Durante una hora estuve controlándolas, y siguiendo con las visitas al baño. Como no paraban acabé despertando a mi marido y vuelta al hospital, otro gran error de primeriza. Creo que en ese momento las contracciones me parecieron dolorosas, pero ahora no las recuerdo tanto como en mi segundo parto. Al llegar allí me dijeron que efectivamente estaba de parto, pero solo de 1 cm. Me preguntaron si iba a querer la epidural, y yo contesté que si, ese fue el mayor error de todos. Cierto que en la preparación al parto no la aconsejan hasta los 5 cm y yo debía saberlo, pero en ese momento yo no era racional, creo que tenía un poco de miedo a que me dijeran que volviera a casa, y según yo creía, si esa gente era profesional ellos deberían saber. Me tendieron en la cama y me pusieron la epidural. No recuerdo muy bien como fueron las siguientes doce horas, pero sé que me rompieron la bolsa y me pusieron monitorizacion interna del bebé y me dijeron que me tumbara sobre el lado derecho porque eso mejoraba las pulsaciones del bebé. También las oí algo de que el liquido estaba teñido y el bebé venia mirando para delante. A pesar de la epidural sentía algo de dolor, pero dejé de sentir los pies. Después de no se cuantas horas hacia la derecha los dolores eran bastante fuertes, y la una matrona me aconsejó cambiar de postura porque al parecer toda la anestesia de había ido a una pierna. Fue hacerlo y desaparecer el dolor, tanto que me quedé dormida. Algo después me pusieron oxitocina, luego algo para parar las contracciones, que no se que seria, pero me provoco una enorme tiritera (en ese momento agradecí enormemente el contacto de mi marido). Llevaba más de doce horas tumbada y ya comenzaba a dolerme el cuerpo, pero no del parto, si no de eso, de estar tumbada. En algún momento me dijeron que tratará de empujar, como si tuviera que hacer caca, y así estuve un rato, mientras la matrona se fue, yo creo que porque ya se olía el resultado. En eso tenía tal dolor de espalda que recuerdo decirle a mi marido: "si no sale que me lo saquen". Cuando volvió la matrona dijo que el bebé bajada cuando yo empujaba, pero que volvía a subir al parar (efecto yoyo lo llamó) y que posiblemente era porque tenía el cordón enrollado. Entonces es cuando me dijeron que seria cesárea. Me dio mucha pena "después de tanto" protesté, pero era en vano, ya estaba decidido. Mi marido se quedó llorando, y llamó a la familia, que por petición mía no les habíamos avisado antes. Y yo bajé a quirófano. Allí comenzó lo peor. Hasta entonces me habían tratado bastante bien (o eso creía yo) pero en el quirófano dejé de ser una persona, al menos para los médicos. Tenía miedo, pero nadie a mi lado, nadie que me explicara lo que iba a pasar y me dijera una palabra de tranquilidad. El personal estaba hablando de sus vacaciones, y yo estaba nerviosa y asustada, cuando noté algo frío en la tripa así lo dije, y ojalá no lo hubiera hecho, porque fue lo último que pude hacer. Sin previo aviso me durmieron, y lo siguiente que recuerdo es despertar en el pasillo mientras un celador me llevaba a la sala de recuperación, me sonrió y me dijo "tranquila", yo estaba desconcertada, no sabía muy bien que había pasado. Me dejaron en aquella sala enorme en la que estaba sola y me pusieron aire caliente, recuerdo tener frío. Había cuatro personas lejos, en un mostrador, según me pareció viendo en el ordenador fotos de las vacaciones. De vez en cuando venían a tomarme la tensión. Recuerdo preguntar por mi niño, pero no tener respuesta "descansa y duerme" me dijeron. En una de las veces obtuve respuesta: está con su padre. Nada mas. Esas han sido las horas mas angustiosas de mi vida. Cuando ya estuve algo mas lucida pude preguntar cuando podría irme, "cuando puedas mover las piernas", entonces la cosa cambió, ya tenía un objetivo y puse todo mi esfuerzo en lograrlo. Cuando volvieron a verme y me pidieron doblar las piernas lo conseguí, me sentí la mas feliz del mundo. Recuerdo que una de ellas pude doblarla, pero luego no era capaz de estirarla, cuando me lo dijeron les dije que prefería tenerla así, no quería por nada del mundo estar más en esa sala. Tuve suerte, decidieron que ya estaba bien y podía subir a planta. El camino iba muy contenta, pero al abrir la puerta de la habitación me encontré a mis padres, mi marido y mi suegra con el bebé en brazos y estallé en lágrimas. Aquello no era lo que yo había esperado, aquello no debía ser así, me di cuenta justo en ese momento es que me habían privado del mejor momento del mundo, una madre junto a su recién nacido, ni siquiera me habían dejado verle al nacer. Cogerle en brazos no me hizo sentir mejor, además enseguida llegaron las enfermeras que me lo estamparon contra el pecho. Se que no es algo que se suela reconocer, pero no sentí cariño por aquel bebé y eso me hacia sentir peor. Además estaba el dolor, con cada movimiento los puntos me tiraban, apenas podía moverme en la cama, y a la mañana siguiente cuando me pidieron que me levantara me resultó un mundo. Poco a poco aprendí a levantarme y moverme sin mucho dolor, pero no era capaz de coger a mi niño y me sentía una completa inútil. El dolor desapareció a los 15 días, cuando me quitaron los puntos, pero el recuerdo de la cesárea me atormento durante bastante tiempo. Yo creo que si no hubiera sido porque me durmieron la cesárea no me hubiera dolido tanto. Aunque ahora debo reconocer que gracias a esa misma cesárea he tenido el placer de experimentar un parto natural (https://www.elpartoesnuestro.es/relatos/pvdc-la-historia-de-cris), casi la mejor experiencia de mi vida. ¿Mi mejor experiencia? Ver crecer a mis enanos, independientemente de como nacieron.