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Historia de un parto robado

Saludos. Tengo 28 años y soy puertorriqueña. Tengo un hermoso bebé que ya tiene 8 meses. Nació el 11 de septiembre de 2006 y es mi primer bebé. Todo iba bien, no presenté ninguna complicación en mi embarazo. Mi bebé estaba en posición de cabeza desde el mes 6. En mi semana 39 el doctor me sugirió hacerme una cesárea a lo cual obviamente hice caso omiso. No tenía mucha información tal como la tengo ahora. Llegaron las contracciones regulares 2 días antes de cumplir las 40 semanas. Llegue al hospital, la enfermera me dijo que estaba dilatando bien rápido. Me subieron a la camilla con un monitor en mi vientre y no dejaron pasar a mi esposo hasta que el médico me chequeara. Yo llegue al hospital como a las 6:30 PM y el médico como a las 10 PM, luego dejaron entrar a mi esposo. Antes de que el médico llegara, rápido coloque la camilla en posición sentada para ayudar a la bajada del bebe. Bote el tapón mucoso y rompí fuente yo sola. Pasaron desde las 10 PM que intenté maniobrar con mi esposo en posición sentada y de cuclillas para bajar al bebé, llegaron las 3 AM y nada. Mi bebe no bajaba. Al venir de camino al hospital el médico ordenó administrarme oxitocina a lo cual me negué porque estaba dilatando bien rápido. Intentaron administrarme Demerol pero también me negué, quería un parto lo mas natural posible y por eso siento que me castigaron con una cesárea. El médico me chequeó solo 2 veces, la enfermera estuvo mucho más conmigo dándome apoyo y alentándome a seguir adelante. A las 3 AM el medico le pregunta a mi esposo si queremos cesárea a lo que mi esposo no sabia que decir. Luego de analizar y escuchar la advertencia del doctor de que a mi bebe "le podía pasar algo" mi esposo accedió al procedimiento, yo no podía ni hablar. Sentí que todo se llevaba a cabo con una prisa extrema. Como no fui de estas mujeres que paren rápido me castigaron con una cesárea. Me sentí humillada en sala de parto, una de las enfermeras ridiculizó el que haya tomado clases de parto. El doctor al entrar al cuarto preguntó cínicamente "no querías parir??". En el proceso de colocar la anestesia espinal en medio de los terribles dolores de contracciones, lloré y el anestesista me dijo con crueldad "no me llores ahora". Al sacar a mi bebé fui la última en verlo antes de llevarlo al nursery a pesar que entre temblores reclamaba verlo de inmediato. Quería saber que todo estaba bien. Menos mal que dejaron entrar a mi esposo, aunque el médico no respetó siquiera el deseo de nosotros de tomar al bebe en brazos de inmediato, lactarlo y que mi esposo cortase el cordón umbilical. Ninguno de nuestros deseos fue respetado. Y lo peor de todo es que no había ninguna complicación solo el capricho y la prisa del "doctor". Pasó alrededor de un mes antes de que pudiese verme y tocarme un poco la herida. Quisiera gritarle al mundo mi historia. Decirle a las mujeres embarazadas que por favor no se dejen maltratar y humillar de esta forma. Que indaguen, se orienten y busquen más allá de la "sabiduría" de los doctores que muchas veces (lamentablemente) solo velan por sus intereses económicos y la programación de sus agendas sin pensar en el sufrimiento de las mujeres y los niños(as) que vienen al mundo de una forma tan violenta. Al día de hoy necesito contar mi historia, para liberarme de este gran sentido de culpa (por no haberlo intentado con mas ahínco), mutilada y rota (física y emocionalmente). Por otra parte y gracias a Dios pude lactar a mi bebé. Con mucha dificultad, dolor y mucha ayuda. Pero lo logré y al día de hoy aún a los 7 meses sigo lactándolo. En el hospital también violentaron mi derecho como madre cuando firme el papel de lactancia exclusiva y cuando me lo llevaron por primera vez al cuarto luego de 6 horas el bebé tenia leche en la boca...le habían dado fórmula!!!!!! Decidí que aunque me robaron mi parto a mí y a mi bebé nadie nos iba a robar la maravillosa experiencia de lactarlo. Me gustaría que esta historia sirva para concienciar a los profesionales de la salud de nuestro país y en especial a las mujeres para que no permitan que les roben este proceso tan íntimo, tan suyo del nacimiento de sus hijos(as).