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Historia de Sandra. Parto en hospital (Argentina).

Cuantas noches (y días) soñé con el momento de escribir estas palabras. Cuando leía las historias de muchas de ustedes me preguntaba si la mía tendría el final feliz que imaginé... y puedo decirles que sí.

La madrugada del jueves 9 de octubre ya se habían pasado 5 días de la fecha de parto y me estaba entrando la duda acerca de si hacía bien en esperar tanto, cuando comenzaron las tan esperadas contracciones. Tenía cita con el médico a las 8:30 de la mañana, así que me bañé y desperté a mi marido, que después de varias noches sin dormir (estaba muy ansioso) se había dormido como un tronco.

Partimos para la clínica y tuvimos que volver porque me había olvidado mis análisis y el ECG. Menos mal que todavía eran contracciones leves, porque agarramos todos los baches del camino (tal vez mi esposo lo hizo a propósito para acelerar el proceso). Una vez en la clínica, me instalan en una habitación de preparto (tenía 6 cm de dilatación) y me mandan a realizar un doppler (creo que se escribe así), que es un estudio para ver los vasos sanguíneos de la mamá y el bebé. Salió todo perfecto, pero cuando me estaba bajando de la camilla... rompí bolsa. Eso aceleró todo el proceso (eran como las 10:30) y ahí comenzó la parte dura. La dilatación aumentó a 8 y el cuello estaba totalmente borrado.

Por momentos pensé que no iba a soportar el dolor, pero cómo me dijeron muchas mujeres: cuando pensás que no podés más, cesa la contracción y viene un respiro para prepararte para la próxima. A las 12:45 aproximadamente dilatación total, me pasan a sala de partos y tras cuatro contracciones con pujos llega al mundo Guadalupe (hora 1:05 p.m.), naturalmente, como debe ser si no hay complicaciones.

Mi obstetra se portó excelente, me apoyó en todo momento y me recordaba que estaba sucediendo lo que tanto soñé, que no aflojara. Después me dijo que yo también me porté excelente y que fui una paciente excepcional (modestia aparte). Mi marido estuvo conmigo todo el tiempo, excepto cuando salió la placenta (le impresiona), y dice que fue una experiencia maravillosa (al principio no estaba muy de acuerdo con mi decisión de parto vaginal, pero lo convencí).

Les cuento que me hicieron episotomía pero no me molesta tanto, nada que ver con los dolores de la cesárea. No me arrepiento para nada de mi decisión y estoy muy feliz. Como les conté, la beba pesó 3,730 kg., midió 50 cm. de largo y el perímetro craneal fue de 33 cm., exactamente igual que mi primer bebé, cuando me hicieron cesárea por "desproporción céfalo-pélvica" (esa fue la excusa del informe). Me dijo luego mi médico que comprobó cuán innecesaria fue esa intervención, ya que yo "escupo" los bebés (ese fue el término que utilizó).

Quería que supieran que todas ustedes fueron un apoyo invalorable en la "dulce espera" y todo lo que aprendí leyendo sus historias me sirvió para llegar entera hasta el final. Espero que mi experiencia también le sirva a otra mamá para sacarse miedos y comprobar que es posible el tan ansiado PVDC.

Un beso grande a todas. Sandra. Córdoba (Argentina)