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Historia de Ana. Parto gemelar después de cesárea en casa

Hola, quiero contarles mi experiencia de parto gemelar en casa después de cesárea (PVDC, parto vaginal después de cesárea) para ayudar a muchas mujeres que como yo han sufrido por la "seguridad" de los hospitales.

Tengo 31 años y cuando tenia 16 viví mi primer embarazo, recuerdo que me quejaba de todo, mi barriga era muy grande y mi alimentación muy mala. Cuando empezó mi trabajo de parto me trasladaron a una clínica, recuerdo que era una sala grandota con muchas mujeres en trabajo de parto, era una situación muy incomoda, cuando entré en el servicio cerré la puerta con pestillo para orinar y me montaron un escándalo.

Nunca supe cuanto dilaté, pero no recuerdo contracciones fuertes, sólo que el médico dijo que para que no sufriera me harían una cesárea. Para las personas que estaban conmigo todo estaba bien y yo no me enteraba de nada... tenía 16 años.

Con el paso de los años cambió mi dieta y mi segundo embarazo fue a los 28 años llego a mi mucha información y también el libro "el bebé es un mamífero". Me hizo mucha ilusión la idea de parir sola con plena conciencia de que es un proceso natural y me prepare mucho para ello, sobre todo ignorando las advertencias en contra del PVDC. Cuando empecé el trabajo de parto trate de ser consciente de todo. Había una comadrona a 7 Km. Pero decidí no llamarla, al cabo de 6 horas vomité y luego empecé a sentir un estado de desvarío, sentí miedo y le pedí a mi compañero que me llevara al hospital. Llegando le dije al médico que lo único que le pedía era que no me hiciera cesárea.

Seguí con mi trabajo de parto en una habitación, mientras una enfermera me hacía muchas preguntas como a qué edad había tenido mi primera regla. Luego empezó mi cuerpo a pujar y la obstetra me decía que no estaba colaborando, que por qué no había ido a profilaxis y por qué nunca había ido al hospital. Era una pesadilla tenerla cerca y no recordaba haber sentido dolores tan fuertes en mi vida. Cuando de pronto no pude parar de pujar entonces me revisó la dilatación y me sacaron corriendo en una camilla, empecé a sentir la cabecita y me cerraron las piernas y me dijeron: aguanta hasta la sala de parto. Luego en la camilla les dije que quería ponerme en cuclillas y no me dejaron. Luego me cortaron y me dijeron que pujase, me sentía indefensa, solo podía estar pendiente de que me dieran rápido al bebe.

Me dijeron que ya empezaba a estar con sufrimiento fetal, al minuto o no sé cuanto pero fue eterno me la dieron y ya no quise soltarla por nada, felizmente me quede todo el tiempo con ella.

Hubo cosas muy feas, pero a pesar de todo me sentí realizada ¡Había tenido un parto natural, excepto por la episiotomía! Estuve 15 días sin caminar con normalidad, pero valió la pena.

Mi tercer embarazo fue a los 30 años. Comprendí muchas cosas, como que fue un error no haber llamado a la comadrona y que si en el momento en que sentí miedo hubiera seguido adelante mi hija hubiera nacido en casa y no me hubieran hecho episiotomía. Esta vez me iba a prepararme bien, tenia plena confianza.

3° Mes, mi barriga era demasiado grande.

Ecografía: Embarazo gemelar, una sola placenta.

Sé que es una dicha tener gemelos, pero en ese momento ví todo negro, nuevamente veía complicaciones en mi sueño del parto natural y en casa. Pensé que Dios me mandaba una prueba y esa era superar mi odio al hospital teniendo que ir otra vez.

Con los meses empezaba a sentir nuevamente la posibilidad, escuchaba muchas cosas de gemelos atendidos por parteras, pero eran casos de hace treinta años. Ninguna obstetriz quiso atenderme en casa, en Internet veía páginas de parteras y al final: No se atienden partos gemelares. Vivo cerca de un pueblo en la Selva Central del Perú, la única información real a la mano es la de Internet.

Logre hablar con una partera que me atendería. Me controlé varios meses con ecografías todo estaba perfecto, mi salud y la de los bebés, los dos estaban de cabeza a la semana 38 uno se volteo, el más grande.

Según las ecografías tenían tamaños normales, no eran más pequeños por ser gemelos.

Mi ultima ecografía me la hizo un ginecólogo aproveche para tantear como me atenderían en el hospital, él me dijo que en mi caso por haber tenido una cesárea y ahora un embarazo gemelar hay posibilidades que de haya ruptura uterina, lo cual ocasionaría la muerte si sucedía en la posta del pueblo. «Yo te haría una cesárea para evitar cualquier riesgo para ti y los bebes».

Sentí pánico y empecé a pedir información por Internet. Recibí muchas respuestas de las cuales solo una fue realmente positiva. Fue una carta hermosa dándome fuerzas para seguir con mi propósito, también dándome información sobre la ruptura uterina y el PVDC. Esa carta me lleno de seguridad.

Mi trabajo de parto empezó a las dos de la mañana, era simbólico pues desde hace algún tiempo el numero 2 se manifestaba de muchas formas. Empezó con contracciones muy fuertes y presión hacia abajo, al cabo de una hora ya tenía pujos, fueron a buscar a la partera. Empecé a experimentar que estando de pie y separando mucho las piernas el dolor se aliviaba, a las 3 horas aprox. la cabecita estaba cerca, sentía la bolsa afuera, de pronto se reventó la bolsa y de una sola contracción salió Killari, muy pequeñita, me senté para ver su cordón, sentí su llanto y mi compañero esterilizo hilo de algodón y un cuchillo, teníamos que improvisar. No pasaron dos minutos y tuve que ponerme otra vez de pie agarrándome de un palo, esperaba su cabeza pues olvidé que venía de nalgas. De pronto quedó colgando su cuerpo y su cabeza dentro, mi compañero me dijo que pujara, pero mi cuerpo no me hacia caso. Él se puso muy nervioso, pero yo sabía que debía esperar a la siguiente contracción, que mi cuerpo lo haría solo.

De pronto despertó mi hija Hierba de dos años y tuve miedo cuando la ví, no quería que se impresionara, habíamos planeado que no estaría cerca, pero todo fue tan rápido... Ella estaba muy animada diciendo ¡Bebes! Le pedí agua a mi compañero y Hierba fue corriendo y regreso con una botella de agua, se metió entre la sangre y me la dio ¡Fue tan hermoso! Luego, cuando se dio cuenta de que estaba pisando sangre se impresionó un poco, pero la alegría de ver dos bebes y uno colgando de mi cuerpo le encantaba. Todo esto pudo haber durado 3 minutos, en la segunda contracción nació Selva y lloró. Cuando salió su cabeza la placenta le cayó encima. Entonces me di cuenta de que estaba agarrada del palo con una mano y bajo el otro brazo tenia a Killari, que estaba un poquito fría.

A las 5.30 llegó la partera. No quisimos que entrara, en ese momento me faltaba la última contracción y mi compañero echó el pestillo a la puerta. Él cortó los cordones y revisamos la placenta. A los 5 minutos ya estaban mamando, las dos al mismo tiempo. No dormí en todo el día de la felicidad.

Esta es mi experiencia de 3 horas y media y quería contarla, en el pueblo dicen que fue suerte, yo creo que la suerte no existe.