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Ha pasado tiempo, y aún hay cosas...

Mi parto

Para acceder al texto original, pincha aquí. (29 de Abril de 2013)


Mi parto (el primero espero) fue hace ya un tiempito, hace casi 19 meses y aún hoy no he escrito sobre él.
Lo he verbalizado varias veces, escribí sobre él en el cuaderno que le escribía a mi Croco durante el embarazo, pero no lo he descrito junto con los sentimientos que me abordan cuando pienso en ello.
Ha pasado tiempo, y aún hay cosas que no gestiono del todo bien. Hay cosas que me hacen estar contenta por como fue todo, con el resultado y con el proceso, pero también hay una parte del parto con la que aún no me he reconciliado, una parte del expulsivo durante la que se me practicó una maniobra sin mi consentimiento y sin informarme de ello. El buen recuerdo y el sentimiento de agradecimiento por haber vivido ese momento tan precioso y tan mágico, me han hecho no sacar la parte mala de él durante este tiempo, pero quiero participar en esta campaña, y es por ello que voy a contar esta parte, que no me apetece recordar tanto.... De un 10 daría un 9 a mi parto, hoy voy a hablar de ese 1 que impide que fuese de 10....
Hace poco leía sobre la campaña STOP KRISTELLER de El Parto es Nuestro, y de su iniciativa de recopilar relatos de parto en los que se haya realizado la maniobra, y he pensado que es una buena opción para darle al tema y escribir lo que me ronda en mi cabeza.
Una buena idea quizás, para sacar mis sensaciones más profundas y mi quejido por la última parte del parto, durante el expulsivo, que no fue como yo deseaba. Quiero creer que fue con la mejor intención y no para acabar conmigo e ir a por la siguiente, quiero creer que esas prisas repentinas eran por mi cansancio y no por el suyo, y quiero creer, que aunque solo la enfermera me sonreía y me decía palabras bonitas,las demás me trataban de hacer reaccionar y no de amenazar, cuando me decían que debía hacer un último esfuerzo para parir yo sola, y que no me tuvieran que "ayudar" (forceps y ventoso, entendía yo). Y que el empujón para que no se volviera a subir mi Croco, no fuera por sus prisas.... ¿por porqué sino?
En todo esto me surgen preguntas, por un lado no me puedo quejar, porque fue todo muy bien, el dolor era aguantable (más aún con las ganas y el buen humor que disponíamos y el buen saber hacer de la matrona, que nos dejó a nuestro aire, utilizamos la pelota, masajes de mi chico y la matrona me puso bañito de agua caliente e incluso hizo bromas sobre lo bello de mi panza y nos animó a inmortalizar la situación con una foto). No me hizo tactos innecesarios, se preocupo por nuestra comodidad y nos dejó nuestra intimidad.
Me animo, me dijo que mi parto iba a ser muy bonito, y estos ánimos me sirvieron mucho.
Cambio el turno y ella se fue. La nueva matrona comenzó con un tacto y con darme unas hojitas para ver si quería participar en un estudio de una compa.
La última hora hubo rotura de bolsa (bajo mi consentimiento) pero después de eso, la cosa se precipitó. Yo había dicho que me sentía muy cansada y que no sabía cuanto más aguantaría el dolor (quería parir sin epidural y en esas estaba) así que me propusieron romper la bolsa para terminar la dilatación Al romper la bolsa me pusieron en la postura de paritorio, y tres personas se pusieron a mi alrededor, la matrona, la enfermera y la gine. Me comenzaron a poner la vía (lo cual me asustó, así como ver a la gine, ya que yo quería un parto lo más natural posible y sin intervención...) y a decir que empujara cando sintiera las contracciones. Me decían que estaba empujando mal, que debía hacerlo durante más tiempo. Se me subía la bola y me decían que me centrara en empujar., Sentí una regresión total, de estar en manos de otras y de ser débil, cuando durante toda la fase anterior me había sentido poderosa y fuerte.... Al final vi la cabeza de mi croco en el espejo y recuperé el aliento y la fuerza y volví a ser esa loba pariendo..
Pero en ese himpas me sentí débil, me dolió muchísimo tener a la ginecóloga apoyada en mi tripa mientras apretaba. Me dolía más la presión que ella ejercía que las contracciones...
Lo bueno fue que me dejaron inmediatamente a Croco sobre mi, y el solito solito se enganchó a mi pecho y solo podía llorar de felicidad, al verlos a los tres, recién constituida la familia, sanos, salvos y después de haber compartido una experiencia única en nuestras vidas.
No obstante siento que en esa media hora, no fui yo, me siento culpable de no haber reaccionado antes, de no haberle dicho que se levantara de mi tripa, de no haber pedido moverme una vez rota la bolsa y buscar una postura más cómoda para mi parto.
Imagino que si lo haré la segunda vez, y que esa vez, pueda decir que mi parto fue perfecto... que fue nuestro y de nadie más y que atendió a los ritmos de mi bebe y míos....