83

El relato de Soledad, nacimiento de Francisco. 2001.

En el año 2001, tras sufrir un aborto el año anterior, acudí al Ginecólogo para volver a quedarme embarazada. Me mandó una ecografía abdominal en vez de vaginal, lo cual supuso ese error de que me detectaran piedras en la vesícula y tenían que operarme de urgencias. Ése fue el comienzo de mi pesadilla, a la semana de la operación me hice la prueba de embarazo ya que tenía un retraso, dando positivo- ¡Que alegría! Mi marido y yo estábamos contentos de felicidad pero empecé a preocuparme porque me habían operado embarazada y tengo anticuerpos de la hepatitis C. Pedí un médico que estuviera cerca de donde trabajo y así acudir a él con mayor comodidad. Para mi sorpresa fui atendida por 3, uno de ellos era un médico sustituto.


Conté lo que me pasaba y me abrieron una ficha, presenté la documentación y la verdad es que mucho caso no me hicieron, creo que la primera consulta tardó 10 o 15 minutos, solicité que hicieran una amniocentesis y el medico me preguntó ¿Por qué?, yo le contesté que con el historial que tenía sobre la operación que me realizaron estando embarazada quería saber si mi bebe estaba bien. Accedió a darme un volante para realizármela, tuve que acudir a otro medico ya que este no realizaba este sistema, fui a la consulta. Pensé que lo haría en un hospital ya que el riesgo de perderlo es muy elevado, pues bien, no fue así, me lo hizo en su propia consulta y me dijo que me quedara sentada 30 minutos en una silla y que pasado este tiempo podía marcharme, todo esto acompañada de mi marido. Me entregó la probeta con el liquido y nos dijo que lo lleváramos a un laboratorio.
Os podéis imaginar cómo se nos quedó la cara, a mí y a mi marido. Tuvimos que buscar un laboratorio. Mientras mi marido lo entregaba, yo me encontraba en el coche. Por cierto, en ningún momento fui informada de nada, ni me hicieron firmar ningún documento. Gracias a Dios no pasó nada, recibimos los resultados y todo estaba bien, era un niño, lo que nosotros queríamos ¡Qué felicidad!


Las ecografías y análisis daban bien pero yo no me encontraba tan bien. De 72kg que pesaba alcancé 90kg, vómitos continuos 2 a 3 ó 4 veces al día, cansada, mareos, bebía mucha agua, las piernas hinchadas, los tobillos parecían pantorrillas, yo calzo de pie un 37, no podía llevar ningún tipo de calzado, tuve que comprarme unas botas del 40 y en casa caminaba descalza. A todo esto, yo lo hablaba con los médicos y decían que era normal que todas las embarazadas lo sufrían. En junio en una ecografía se detecta una discordancia, pregunté qué significaba, no recibí contestación, en septiembre la siguiente ecografía detecta una macrosomía fetal con 3.200kg.. El ecógrafo me preguntó si era diabética, yo le dije que no y me contestó que hablara con mi medico. Fui a mi medico y le entregue la ecografía. Este en el hospital me la volvió a hacer y confirmó la macrosomía fetal de 3.200kg. Volví a preguntar y la respuesta que me dieron fue, “el niño es grande y tendremos que adelantarte el parto”. Me asusté ¿Cómo que adelantarme el parto?, ¿Por qué?, ¿Es que le pasa algo malo?, contestación: “No, es que en estos casos hay que adelantar el parto”. No me dieron más explicaciones, entones le dije lo que el otro medico ecógrafo me preguntó, si era diabética y me dijo que no pero me mandó hacer el testo de O´Sullivan de 50g. Fui al laboratorio hacerme la curva y a los 2 días ya tenía los resultados, glucosa 174. Me mandaron al endocrino, que abrió un nuevo historial, octavo mes de embarazo, peso 90kg., me mandó la hba1c y pruebas tiroideas, resultado bien, orina cuerpos cetónicos ++++= Positivos. Le dije me adelantarían el parto, no le dio importancia y me dijo que estaba bien, una dieta de 1000kcal, y próxima visita en diciembre ¿Cómo en diciembre?- no me manda otras pruebas, la curva larga, insulina, nada.


Fui nuevamente al medico ginecólogo y le doy los resultados y me dice que están bien y siguen adelante con lo de adelantarme el parto pero tienen que madurar los pulmones al niño. Sin explicaciones, sin más, ellos eran los médicos y yo y mi hijo sus ratones de laboratorio. Me fueron negadas las explicaciones y los detalles de lo que me pasaba, me fue negada la opción a elegir el mejor método y más seguro para mí y mi bebe.


Me monitorizaron para ver que el niño estaba bien y me mandaron ponerme el CELESTONE-CRONODOSE inyectable sin dar ninguna explicación y sin informarme de las consecuencias que podría tener el ponerme esas inyecciones con una glucosa alterada 147, cuerpos cetónicos positivos y una ecografía donde se detectaba una macrosomia fetal. Me mandaron a casa en vez de ingresarme para evaluar mi estado y control de las inyecciones.


Esto fue el día 2 octubre, me hicieron la receta para comprarlas, les dije que me pusieran los días que debía ponérmelas y fueron reácios diciendo ¿Por qué?- ¿no es fácil de recordar? Y les dije que no era muy buena recordando las cosas y que me dieron un bolígrafo para apuntar los días de las tomas, me miraron mal y debieron de tomarme por idiota. Me entregaron el bolígrafo y en el reverso apunté los días, 2, 3 y 10 de octubre, compré las inyecciones y ese mismo día 2 debía ponerme la primera, tuve que ir a un practicante pagando 6 euros para que me la pusieran ya que mi médico no las ponía, ni siquiera en el hospital. Al día siguiente, día 3, tuve que ir a la seguridad social a que me pusieran la segunda inyección, el día 9 fui a que me hicieran una eco-doppler donde pregunté el estado de mi hijo. Me dijeron que estaba bien y me enseñaron la pantalla diciendo – “¡Mira cómo se esta chupando el dedo!” - y me mandaron a casa sin entregarme los resultados. El día 10 a las 2 del mediodía me llaman para comunicarme que la eco-doppler ha detectado que mi bebe estaba muerto y que no me diera prisa, me tomara todo el tiempo necesario para asumir la noticia, uno o dos días.


Ese mismo día acompañada por mi marido fuimos al hospital, pregunté qué había pasado, por qué mi hijo estaba muerto. Me dijeron que solía pasar con frecuencia cuando semanas atrás me aseguraron que no pasaba nada y que todo marchaba bien. Yo me encontraba en un estado de crisis, preguntándome una y otra vez ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué?, no tenía respuestas y desde luego los médicos no me dieron ningún aliento de consolación, se pusieron nerviosos, ¿cesárea o parto?, preguntaban uno al otro, y me miraban a mí como si yo tuviera la respuesta, y al fin dice uno de ellos -cesárea mejor, porque está cerrada, no hay síntomas de dilatación, ni de parto, mejor cesárea.- Sí – contesta el otro- mejor porque tendría que estar dilatando 16 o más horas y puede ser traumático para ella-. “Y mi hijo, ¿qué harán con mi hijo?”,- uno de ellos con mi marido delante dijo fríamente y como si nos estuvieran haciendo un favor -tranquila lo meteremos en una cajita para que tu marido lo lleve al anatómico forense-, y mi marido los miró diciéndoles – ¿Cómo que lleve a mi hijo al anatómico forense? – bueno, claro, llamaremos nosotros. Y asi se quedó la cosa, me practicaron la cesárea, lo que no querían hacer estando mi hijo vivo me hacen muerto, animándome a quedarme embarazada lo antes posible sin advertirme de las consecuencias y de los riesgos.


No pude ver a mi hijo, mi marido y mi suegra sí. La espina que tengo en el corazón de no haber podido tenerlo entre mis brazos, de no haber sabido protegerle, de no haberle enterrado dignamente, porque esa es otra, pasé una semana en el hospital y quería recuperar el cuerpo de mi hijo, cuando salí de allí, fui al anatómico forense y no lo tenían, no sabían dónde estaba, ni qué habían hecho con él. Mi hijo estaba a mi nombre, tenían mi teléfono, ¿cómo que lo han perdido?, llamé a todas las funerarias hasta dar con ella, hablé con el comercial que le extraño la actuación del anatómico forense, porque el bebé estaba a mi nombre y en el documento no había ninguna firma de autorización del forense ni mía. Está con otros cuatro bebés, no está solo pero me han privado hasta de enterrarle, su nombre FRANCISCO.

Soy diabética gestacional, tuve que pincharme insulina desde el primer día, reconocida como tal en el 2004 en la seguridad social en un tercer embarazo que volví a perder en el 4º mes. Las causas una Tuberculosis seguida de una malformación en la placenta. ¿Mala suerte? Tengo 38 años y no tengo hijos, solicité la fecundación asistida y me comunicaron que no podía por tener anticuerpos de la hepatitis C y que la única solución que tenía era tenerlos por vía normal.


Y esto es solo una pequeña parte de lo que estamos pasando, necesitaba contarlo, no he acudido a ningún psicólogo, ¿Por qué?, porque no quiero olvidar, no quiero pastillas para sentirme mejor, he estado con tratamiento antidepresivos que no me dejaban pensar, lo único que quiero es luchar.
Esta es mi historia y me llamo Soledad.