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El precioso nacimiento de Olivia, en Torrejón.

Cuando me quedé embarazada no sabía nada de partos, ni de lactancia ni de nada. Nunca me había interesado el tema. Estando embarazada de 3 meses fui a un curso que había en mi centro de yoga que se llamaba "Parto, nacimiento y yoga", que impartía la doula Montse Cob. Ese curso de un día me abrió los ojos, empecé a ver que había diferentes opciones, conocí a otras madres con otras historias, y comencé a leer a Michele Odent. Durante las clases de educación maternal en el centro de salud en algún momento tuve una pequeña crisis, recuerdo una de las primeras clases donde la matrona preguntaba cuales eran nuestros miedos respecto al parto. Y yo manifesté que tenía miedo de no conseguir confiar en el personal que me atendira, que se guiara más por protocolos que por mis necesidades y expectativas, y que eso influyera negativamente en mi proceso de dilatación, expulsivo, o en cualquier parte del proceso. Y digo que tuve dudas en ese momento porque había muchas madres que no daban crédito a que yo pudiera dudar del personal de la Paz (hospital que me tocaba por ubicación), y que no sabían qué era un plan de parto, ni siquiera una episiotomía, y estaban felices y confiadas con el día de su parto. Y entonces pensé, ¿no sería mejor tener esa tranquilidad para afrontar el parto que tantas dudas como yo tengo? Ahora sé que no, que la información es "poder", y que solo desde la información se pueden tomar decisiones razonadas y valorar las distintas opciones. Y eso fue lo que hice, decidí pese a las dudas de mi matrona que no iba a parir en la Paz. Estuve valorando contactar con Gaia (otra ginecóloga) y tener un parto en el agua en La Milagrosa, contacté también con el ginecólogo Aitor Cristobal, del que tenía buenas referencias, e hice una visita guiada al hospital de Torrejón. Aunque todas las opciones me atraían me incliné por Torrejón porque me encantó la visita, dieron una charla donde hablaban de todas las cosas que hacían por protocolo, que eran todas las que había leido en el plan de parto que tenéis en la web. Además era lo más fácil, no tenía que entrar en temas de seguros privados ni complicaciones económicas. Cambiar de centro fue fácil, una simple gestión en atención al paciente y ya me citaron en Torrejón para ver a la ginecóloga y la matrona. Hice el cambio en la semana 32 creo recordar. En una de las visitas a la matrona me recomendó que tomara unas pastillas de homeopatía que favorecían la dilatación. Me dijo que hacían que las contracciones fueran más efectivas (y mas dolorosas). Nunca he confiado mucho en la homeopatía, pero no se por qué sí que me decidi a tomarlas. Nunca sabré si mi parto fue como fue por las pastillas, por lo que había leído, por mi tranquilidad, por el hospital, por mi genética o un poco por todo ello, pero lo cierto es que tuve el parto que deseaba.
Empezó en casa a la 1:30 de la mañana, estaba ya en la cama durmiendo y me despertó una contracción. Estuve en la cama media hora más y ya me levanté porque no aguantaba tumbada. Me asusté un poco porque ya esas contracciones me parecieron bastante dolorosas, y pensaba que al principio dolían poquito e iban in crescendo.... Pero la cosa es que empecé fuerte tanto en dolor como en frecuencia de contracciones, ya las primeras fueron cada 5-6 minutos. Y como estaba segura que iba a estar muchas horas dilatando (creo que no he dicho todavía que soy madre primeriza), me puse a ello sin pensar mucho. Mi chico me preparó la casa con música que habíamos elegido (maravillosos Deva Premal), luz tenue, y fui pasando de habitación en habitación. Me sentaba un rato en el sofá, me levantaba, me agarraba a los marcos de las puertas mientras me balanceaba. Las contracciones eran muy intensas pero duraban unos 20-30 segundos, yo me concentraba en respirar sabiendo que eran pasajeras, y me relajaba todo lo que podía entre ellas. Recuerdo que tenía la pelota de pilates pero que no estaba nada cómoda sentada en ella. También había ensayado con mi chico varios masajes, pero ¡no quería que me tocara! No se por qué, me gustaba que estuviera cerca pero sin interferir. Estuve también mucho rato en la taza del water, vomité todo lo que tenía dentro e hice caca varias veces. Mi cuerpo se preparaba el solito. Sí que bebí, aquarius y zumo de manzana, tenía mucha sed. Mi idea era estar en casa bastante tiempo, pero a las 5 de la mañana (habían pasado 3 horas), ya tenía contracciones cada 2 minutos, así que le dije a Javi que venga, que al hospital, que yo creía que esa frecuencia ya no era normal tan pronto. En el garaje noté ganas de empujar, y mi chico se quedó pálido...(había hecho un curso de formación para doulas, y sabía que cuando una parturienta dice que tiene ganas de empujar, es que el expulsivo se acerca!) El viaje a Torrejón en coche fatal, lo recuerdo como lo peor. Sentada, con el cinturón, y contracciones cada minuto y medio, y ganas de empujar. Yo aún así pensaba que llegaría al hospital y me quedarían horas de dilatación (las típicas 8-12 horas de una primeriza), así que iba pensando en tirar todas mis intenciones por la borda y pedir la epidural, porque 4 horas más con ese ritmo de contracciones no lo iba a aguantar. Llego al hospital, y según bajo del coche rompí aguas en el parking, para darle más emoción. Entro al hospital con contracciones en cada elemento del mobiliario. Mi chico se encarga de todo el papeleo (interferencia que no quería permitirme, gracias al libro de Carmela Baeza, Amar con los brazos abiertos). Me ve la matrona y me dice que estoy en dilatación completa, no me lo podía creer ¡había dilatado en 3 horas y media! Recuerdo que me hizo una pregunta preciosa, ¿has pensado cómo te gustaría que fuera tu parto? (¡cómo me alegro de haber ido a Torrejón!) Respondí que si estaba libre el paritorio con la piscina me encantaría dar a luz en el agua. Me dijo que le parecía estupendo. Nos llevaron allí, con el paritorio en penumbra, y me monitorizaron con un cinturón externo wifi (ya sabía que era así por la visita guiada). Mientras la piscina se llenaba me monitorizaban, porque antes de entrar a la piscina hay que estar en monitorización 20 minutos, porque luego dentro no te pueden controlar al bebe. El problema es que yo ya estaba con muchísimas ganas de empujar, se lo dije a la matrona y se vino al paritorio para empezar. ¡No me dio tiempo a usar la piscina! Empecé a empujar en una silla de partos, una sillita de madera muy baja, era como estar en cuclillas pero con el culete apoyado. Ella sentada en un banquetín delante de mi, y mi chico sentado detrás de mi en una pelota de pilates, agarrándome por las axilas. Era una silla que utilizaban los egipcios, que les había hecho un carpintero. Me empezó a molestar el culete de estar sentada, y me propuso cambiar de postura. Colocó unas colchonetas en el suelo con una sábana, y me puse a cuatro patas, apoyado el pecho en una pelota de pilates. Ahí estaba en la gloria, porque entre contracción y contracción me quedaba prácticamente dormida encima de la pelota. El expulsivo se estaba alargando, llevaba ya una horita, y mis contracciones eran muy cortas y no estaban haciendo mucho efecto mis pujos. Volví a cambiar a la silla, y ahí ya con más gravedad mejoró, y empezó a salir la cabecita. Me puso un espejo que yo prácticamente ni miré (estaba como en éxtasis), pero ahí vi asomar la cabecita. Y ahí ya en media horita más (un expulsivo larguito, de hora y media) salió la bebé. De las cosas más increíbles que recuerdo (aparte de ver a la bebé), fue cuando, una vez que salió la cabeza, la matrona se apartó, y noté perfectamente como la bebé sola giró para sacar los hombros, lo noté internamente como un giro rápido, y ya en otro empujoncito salió mi Olivia entera ;). Ahora recordándolo me emociono más porque en aquel momento era una bebé desconocida, y ahora ya no, ahora sé que ese pececillo pegajoso era ya mi niña, que abrió los ojos y me miró para enamorarme para siempre;). No hay corte de cordón, y Olivia no llora, está tranquila en el pecho de su mamá. Esperamos tranquilos hasta que se desprende la placenta, y cuando sale mi chico muy emocionado la examina y corta el cordón.
Curiosamente el expulsivo no lo recuerdo como doloroso. No se si será todo lo que se segrega, o que estás por fin haciendo lo que quieres (empujar), pero es muy soportable. Mucho peor la última hora de la dilatación. Y el ratillo que recuerdo peor es ya un rato después cuando vino a darme algún punto. No me hicieron episiotomía pero si tuve un pequeño desgarro. No es que sea muy doloroso pero estás ya con la sensación de haber acabado, y todavía queda eso. Estuve piel con piel un montón de horas, y la bebé fue trepando por el pecho poco a poco, dando cabezazos, hasta que consiguió encontrar la teta, luego el pezón, y ponerse a chupar. Eso fue impresionante también ¡con 20 minutos de vida! Pese a todos los condicionantes a favor (parto sin anestesia, piel con piel inmediato y prolongado...) no conseguimos que se enganchara al pecho. Me gustó también de este hospital que no me metieron prisa, Olivia estuvo 15 horas sin comer, le controlaron la glucosa para asegurarse que estaba bien y como así era seguimos intentándolo un rato. Finalmente fue imposible (luego me enteré que tenía el mentón un poco hacia adentro y algo de frenillo) y me dieron unas pezoneras, con las que sí que comió. A los pocos días conseguí quitarlas y disfrutar de la lactancia piel con piel;). El tema de la lactancia es otro relato!! Mi conclusión es que ratifico mucho las teorías de Michelle Odent. Es fundamental el estado mental de la mamá, la tranquilidad, no tener miedo, la penumbra...¿Qué hay que hacer para conseguir no tener miedo y estar tranquila? Esto ya es cosa de cada una. En mi caso fue fundamental confiar en el centro al que fui a parir, conocerlo antes y tener tranquilidad de que se iban a respetar mis voluntades. Un diez para Torrejón. Y también fue importante creo que confiaba en mi y en mi cuerpo. Con esto acabo mi relato, recuerdo mi parto como algo muy especial y bonito, un increible aterrizaje en el mundo de mi niña.

Añado ahora la visión de su padre del momento, que escribió también para enviar a sus compañeras del curso de formación para doulas.

Olivia nacio. No se si sera casualidad o no pero el parto ha sido de manual. A las 2 de la mañana de la semana 40 + 3 la primera contraccion, ya intensa, aclimatamos el hogar, luz tenue, musica relajante y el animal empieza su labor. Yo como acompañante como un zorrete amagao a disposicipn del animal. El ritmo acelerado, una contraccion cada 5 minutos, la mami busca su sitio, no quiere que la toque, primero el baño con un par de vomitos, despues el quicio de una puerta, despues apoyada en una mesa de estudio, joder estoy alucinando. Inocente pienso que la cosa va para largo pero el ritmo, constante no baja, todo lo contrario las contracciones cada tres minutos en torno a las 5 de la mañana, momento en el que nos disponemos a salir para torrejon. Sin ninguna prisa, pues creiamos que 3 horas era muy poco tiempo de dilatacion. Subiendo al coche paloma me dice que quiere empujar !!empujar!! Me tiemblan las piernas pero me digo no es posible. El viaje hasta torrejon ingrato por la poca libertad de movimiento de la mami que agarrada a la manilla del coche y a mi mano lo capea como puede. En el aparcamiento de urgencias de torrejon se rompe la bolsa, las piernas empapadas le dan emocion al asunto. Ingresamos. La matrona hace el primer tacto, tuerce la cara y dice 'estas en completa' alucinamos... ¿Cómo te apetece parir paloma? ya casi lo tienes - Pues habia pensado en la piscina - La piscina requiere 20 minutos de monitorizacion del bebito para ver que hay una estabilidad pues en ella no hay monitorizacion, llenado de la piscina, etc, tiempo que ya no tenemos, se tienen que alinear los astros para parir en la pisci pienso. La matrona sugiere probar con la silla de parto. He de decir que el hospital de torrejon es maravilloso, silencioso, sala tranquila, luz tenue, asistencia relajada por parte de la matrona, pocas palabras pero efectivas, en fin todo para nosotros. Tras dos horas emocionantes de expulsivo alternando entre la silla de parto y una colchoneta a 4 patas nace olivia. Yo sujetando por detras a paloma veo por primera vez a nuestra hija. Sus ojos miran desorientados cada uno hacia un lado, la niña esta tranquila, no llora, no se corta el cordon, en el pecho de su mama en extasis, solo hay oidos para ella, yo la hablo pero no reacciona, no hace caso. Tras muchas horas de piel con piel no conseguimos que la niña haga el enganche, los pezones de paloma estan muy planos y dispersos. No lo hemos conseguido y disgustados nos rendimos a la pezonera. He de decir que todo el personal enfermeras, auxiliares, todo el mundo aporta su grano de arena pero resulta imposible. La mami no esta dispuesta a rendirse asi que ya en casa contacto con experta en lactancia, vamos a su consulta y en 15 minutos en una sala consigue lo que nadie habia conseguido en dias. La niña esta mamando sin pezonera y ya no ha dejado de hacerlo hasta hoy. No se si ha sido casual pero creo que toda la información que hemos ido adquiriendo ha ayudado a que todo saliera estupendamente.
Gracias por leernos!! Un abrazo,
Paloma, Javi y Olivia