411

El parto de Paulina, el nacimiento de Antonia

Desde el comienzo de mi embarazo mi esposo y yo quisimos un parto suave y respetado, de preferencia en agua, cada vez que me bañaba sentía como mi bebé se tranquilizaba en mi vientre. Todo mi embarazo lo llevé con mi ginecólogo pro parto natural, pero él trabajaba en una maternidad, y yo quería parir lejos de protocolos hospitalarios separatistas.

Al octavo mes conocí a una obstetríz que venia haciendo ya algunos partos en agua en su consultorio así que decidimos hacerlo ahí en contra de la opinión de mi familia.

La noche antes de parir me bajó el tapón mucoso y fui a chequeo con la obstetriz, que me dijo que mi cuello aun estaba inmaduro así que no era parto, pero esa noche me acosté y no pude dormir ni un poco.

A las 3AM empezaron las contracciones y a las 6 ya estaba en labor de parto, pusimos seguro al cuarto y no avisamos a nadie, siento que entramos en un túnel de tiempo en el que nos olvidamos de todo, solo caminábamos y me masajeaba la espalda baja para controlar el dolor, me movía como sentía y así nos fusionamos… caminamos, reímos, regamos las plantas del balcón. Entramos a la ducha caliente… de rodillas, parada, mil posiciones, en medio de sonidos y movimientos que mi cuerpo expresaba libremente, sin pensar, solo sentir como mi cuerpo se abría, como me convertía en animal y daba vueltas en el mismo lugar.

Amaneció y todos en casa se dieron cuenta que ya estaba de parto, mi familia insistía para que salga y vayamos al hospital pero me negué, aun no lo sentía asi. Mi esposo llamó a la obstetríz, ella le dijo que antes de ir al consultorio vayamos a la maternidad donde ella trabaja para un chequeo y de ahí íbamos a su consultorio a hacer el parto en agua, y así lo decidimos, me puse un vestido flojo encima y nos subimos al carro con mi tia al volante, el seguía masajeando mis caderas para ayudarme a llevar el dolor. Llegamos a la maternidad ¨A¨, preguntamos por ella y no estaba, tampoco contestaba el celular, y en la maternidad al verme así empezaron a insistir en hacerme un tacto en emergencia, accedí, me llevaron adentro y a mi esposo no lo dejaron entrar, ya que eso era ¨cosa de mujeres¨, y claro mil pasantes viéndome y poniendo cara de dolor…

Querían hacerme un tacto, pero yo no podía ni subirme a la camilla por las contracciones que me llevaban a encogerme hacia el piso! Me gritaban que me apure pero yo gritaba mas fuerte. Hizo el tacto y me dijo que estaba de 8cm y debía parir ahí mismo. Le dije que esa camilla era muy incómoda y plana, que yo quería en vertical y acompañada de mi esposo… se ofendió tanto que me gritó ¨esto es lo que tenemos, y si no le gusta fírmeme aquí y váyase, y si su hijo se muere es su culpa¨. En ese momento una fuerza se apoderó de mi y le respondí que si era así pues me largaba! Que era una máquina sin sentimientos y ni un poco de empatía! Me abrí camino hasta mi esposo, mi tía firmó y nos fuimos… todos nos gritaban ¨malos padres!¨, pero poco me importaba, después de eso podía parir hasta en el carro y sentía que sería mas respetado que en esa maternidad.

Abandonamos el plan de parir en agua con obstetriz y llamamos enseguida a mi ginecólogo de siempre y él salió inmediatamente a la maternidad ¨B¨, a la cual ya había llamado para que nos dejen pasar al privado directamente con él.

Al llegar nos llevaron directamente al paritorio privado, una camilla con opción a semivertical nos esperaba ahí, solo que nadie sabia cual era el botón que la colocaba en esa posición (se notaba que todos los partos hasta ese entonces fueron horizontales) y yo me negaba a parir acostada, así que tuvieron que descifrar como subir la silla y de paso como apagar el aire acondicionado.

Intentaron ponerme oxitocina sintética, anestesia, intentaron rasurarme para hacerme episiotomía, entre tantas cosas que no permití, se cansaron de escucharme gritar ¡déjenme en paz!! y al fin lo hicieron, me dejaron tranquila.

Llegó mi doctor y mi doula y ella supo como ayudarme a calmar, pude empezar a respirar como debía, quería pararme pero estaba tan agotada de pelearme con tanta gente que no podía, me sugirieron un suero de glucosa y acepté. Cuando me sentí enérgica de nuevo me puse de pie.

Mi doctor ya había colocado la colchoneta de la camilla en el piso así que me paré ahí y con ayuda de mi compañero que me sujetaba de los brazos por detrás y mi doula que masajeaba mis caderas en la siguiente contracción salió mi bebé y mi dr de rodillas en el piso la recibió… De inmediato me acosté, y la puso encima de mi pecho desnudo, con su dulce olor a recién nacida lista para ser abrazada, besada, acariciada y olida respectivamente.

Y así nació mi hija, a las 10:30am en el piso del hospital, libre de químicos y con los ojos bien abiertos para reconocernos a sus padres que amorosamente la acariciábamos y besábamos.

Esperamos unos minutos a que el cordón deje de latir y mi esposo lo cortó. Inmediatamente se arrastró a mi pecho del cual se pudo alimentar y tener a disposición todo el tiempo que quiso. Yo tuve un pequeño desgarro que me tuvieron que coser y como me dolía y no podía estar tranquila se la entregué a mi esposo para que la lleve a el chequeo, me hizo caso en eso de no separarse ni un instante de ella que hasta se metió a pediatría mientras la revisaban. Al rato volvieron y yo ya estaba cosida y lista para volver a abrazarla.

Sé que desde mi parto, la maternidad ¨B¨ se ha dividido en 2 bandos, los que piensan que la mujer debería parir con poder y hacer lo que sienta y el grupo de los que piensan que solo el doctor tiene todo el poder y la mujer debe hacerle caso a este.

Esto fue hace 1 año 5 meses. Ahora han implementado el apego inmediato, corte tardío del cordón y programa de doulas.

Nosotros quisimos un parto respetado desde un principio, nos informamos mucho, pero en una ciudad que aun no hace conciencia al respecto y no está informada de la importancia de este proceso vital, es un poco difícil, pero si se puede! Nuestro as bajo la manga fue mi ginecólogo quien sabía todo lo que yo quería y lo respetó, aunque el protocolo hospitalario fuese otro.

Me hubiese gustado que mi parto hubiera sido de una forma más pacífica, pero tuve todo el sistema hospitalario en mi contra, me queda la satisfacción de que aun así lo logré, fue posible, solo hay que saber lo que se quiere y exigirlo!