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El parto de Helena.

PARTO DE HELENA EN EL HOSPITAL TAULÍ (SABADELL)

Yo siempre había querido un parto natural, mi idea era quedarme en casa durante la mayor parte del trabajo de parto e ir al hospital con al menos 7 o 8 centímetros de dilatación, sin tiempo para la epidural y tener un expulsivo activo y en la postura que yo desease.

Pero rompí aguas en la semana 41 en la consulta de la ginecóloga durante una exploración. Había ido de urgencias porque hacia un par de horas que había expulsado el tapón mucoso y tenia pequeñas pérdidas de líquido amniótico. Allí, tumbada en la camilla “me explotó” la bolsa. Y puse la camilla y el suelo perdidos. Las aguas me salieron de un color verduzco. Así que me ingresaron de inmediato. Aun no había ni empezado a dilatar, ni tenía contracciones.

Me tumbaron en una cama, me pusieron una vía y me monitorizaron. Me introdujeron un tubito de prostaglandina por la vagina. Y me dejaron allí, suerte que me acompañaba mi pareja. Eran las 10 de la noche. Poco a poco comenzaron las contracciones que cada vez eran más dolorosas. Me senté en la cama para sobrellevar mejor las contracciones. A las 2 de la madrugada comprobaron que tenía el cuello del útero casi borrado y había empezado a dilatar por lo que me llevaron al paritorio. Allí por fin me dejaron moverme, eso si monitorizada por lo que no me podía alejar más que unos metros de la máquina que controlaba las mis contracciones y los latidos de la niña. Cuando el dolor se intensificó un poco más me dejaron una pelota de Pilates para que me sentara en ella y poder sobrellevar mejor las contracciones. Pero aún en la pelota las contracciones me dolían cada vez más. A las 5 me quitaron la prostaglandina y me pusieron la oxitocina sintética por vía venosa, y me dijeron que a partir de entonces “me iba a doler un poquito más”. Eso me horrorizó ya que por entonces me dolía muchísimo y pedí la epidural, aquella que no quería .Me dijeron que aun era pronto y que aguantara un poco más porque casi no había dilatado.

Aguante hasta las 7 de la mañana y entonces la volví a pedir. Esta vez si que me la pusieron. Había dilatado 4 centímetros. El parto se enlenteció bastante, no acabe de dilatar los 10 centímetros hasta a la 1 del mediodía. Entonces el parto se detuvo, la niña no bajaba estaba mal colocada, me hicieron empujar y pasó al canal del parto. Me dejaron sola con mi pareja y me dijeron que si notaba ganas de empujar que avisase, pero yo no sentía nada posiblemente debido a la epidural. Pasaron 2 horas y la niña no se movía. Finalmente me hicieron pujar con pujos dirigidos .No me explicaron que pasaba pero intuí que la niña no rotaba y por eso no podía avanzar. Notaba su cabeza coronando pero no salía. De pronto oí al médico que decía a alguien: “Prepara el equipo que usaremos el fórceps”. Sabía que se referían a mí. Unos minutos más tarde vino un anestesista y otra ginecóloga con una ayudante.

A partir de entonces no vi nada aunque me puedo imaginar la secuencia. Me afeitaron el periné, me taparon la zona con tela verde quirúrgica menos la zona de la vagina .Me hicieron la episiotomía, escuche al medico que decía; pasadme otras tijeras que estas no cortan. Y me introdujeron las palas del fórceps.

Entonces me preguntaron que si notaba las contracciones, las notaba aunque débilmente,.Me dijeron que cuando notara la siguiente contracción que empujase con todas mi fuerzas, por si no lo hacia el médico me puso el puño encima de la barriga, más o menos donde estaba el culete de la niña para “ayudar” en el pujo. Con la contracción empujé todo lo que fui capaz, a la vez que el medico empujaba a mi bebe por fuera haciéndome bastante daño.

El pujo fue tan efectivo que saquea la niña entera, salió todo su cuerpo hasta la altura de las caderas. Luego me la pusieron encima. Eran las 6,30 de la tarde. Nos quedamos mirándonos fijamente y no me di cuenta que se hacía caca encima mío hasta que me lo dijo la comadrona. Luego le cortaron el cordón y la examinaron y lavaron en el paritorio. Luego me la pusieron al pecho para iniciar la lactancia materna.