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El parto de Eric, mi bebé arcoiris

Hola a todos, me llamo Eliana y estoy deseando compartir la experiencia del nacimiento de mi pequeño Eric, mi esperado bebé arcoiris.

Hace dos años perdí a mi hijo Gael por dos nudos en el cordón umbilical, me puse de parto a los 7 meses de embarazo y pensamos que quizá quería ser prematuro. Fuimos muy ilusionados al hospital a la vez que asustados porque era muy pronto para nacer. Pero allí nos dieron la terrible noticia. Llevaba muerto al menos 2 semanas. El dolor era indescriptible, en ese momento pensé que nunca jamás me volvería a quedar embarazada. Mi marido y yo volvimos a casa con los brazos vacíos.

Dos años han tenido que pasar para sentirme preparada, para volver a intentarlo, para superar la pérdida. Mi marido lo hubiera intentado mucho antes pero yo no estaba preparada emocionalmente. En octubre de 2015 sentí esa emoción de nuevo, esa alegría por quedarme embarazada y luchar por tener otro hijo. Me sentí preparada.

Fue a la primera, y cuando nos enteramos que estaba embarazada no cabíamos de alegría, nuestro segundo hijo estaba en camino. Después de varios meses sin preparación al parto y buscando como loca encontré el mejor grupo que se podía encontrar; un montón de madres primerizas jóvenes como yo guiadas por una matrona extraordinaria. Ella trabaja en el hospital de "La Inmaculada" de Huercal Overa en el que me tocaba dar a luz. No estaba segura si parir o no allí pero al conocerla y al leer el protocolo de baja intervención para partos normales no lo dudé, en ese hospital conocería a mi hijo Eric.

Desde la semana 35 empecé a tener la tensión alta y además mi bebé no cogía mucho peso. Cada semana me miraban para ver como evolucionaba para ver si tenían o no que provocarlo. Finalmente en la semana 38 me dijeron que tenían que inducírmelo porque la sangre que llegaba al bebé desde la placenta empezaba a llegar justa y un viernes por la mañana me dijeron que me lo provocarían al día siguiente. ¡¡QUÉ SENSACIÓN!! Saber que al día siguiente iba a estar de parto para conocer por fin a Eric. Una sensación de miedo y alegría a partes iguales. No me sentí bien porque mi hijo no iba a decidir cuando nacer y de repente se iba a someter a un proceso que él no se esperaba en absoluto. Antes de dormir hablamos con él para hacérselo comprender.

El viernes por la tarde hablé con mi matrona y me explicó con todo lujo de detalles lo que iban a hacerme para provocármelo. Como máximo el proceso duraría 72h. Los dos primeros días intentan provocarlo con pastillas de prostaglandina que colocan en el cuello del útero para ablandarlo para así provocar contracciones, si no se consigue borrar ni dilatar, al estar blandito el lunes me podrían el gotero de oxitocina mucho menos agresivo al estar el cuello blando. De esta manera las posibilidades de cesárea se reducen. Mucho más tranquila empecé a hablar con otras mamás cuyos partos habían sido provocados y muy sabias decidieron no decirme nada, solo que cada mujer es un mundo y cada parto también.

No se cómo, pero conseguí dormir unas 6 horas seguidas, sin embargo el pobre de mi marido no consiguió ni dormir una hora. Y ya llegó el momento. Teníamos que despertar para ir hacia el hospital.

Me hicieron una ecografía y me pusieron la pastilla a las 11am, solo tocaba esperar. Me pusieron los monitores y al ver que las contracciones no habían empezado me llevaron a la habitación. Desde las 11am hasta las 18pm no sentí nada, pero a partir de las 18:30 empecé a sentir pequeñas contracciones muy suaves e irregulares. A las 19pm empecé a sentirlas más fuertes, pero seguían siendo irregulares; cada minuto, cada 7 minutos, cada 4 minutos y no duraban más de 35 segundos.

Yo pensé que podrían ser los pródromos de parto pero mi marido se asustó y fue corriendo a hablar con la matrona. Por si acaso me pusieron un monitor pero a regaña dientes porque hacía unas horas me habían puesto otro y mis teorías fueron confirmadas, no eran contracciones de parto, aun tenían que ser más intensas y regulares. Al salir de monitores, la cosa se empezó a intensificar a niveles indescriptibles. Sobre las 20h empecé a querer desaparecer, quería apagarme o despertarme de la pesadilla. Psicológicamente estaba apagada, me habían dicho que tenían que ser más intensas y seguidas y yo sentía que no podía más. Intenté practicar las respiraciones que tan bien me fueron con el otro parto pero era imposible, no podía. Como las matronas pensaban que yo estaba con los pródromos de parto y además había over booking (más embarazadas dando a luz que salas de dilatación disponibles) yo estaba en mi cuarto que era compartido con una mamá que acababa de dar a luz y que además tenía visitas. Que me cuenten a mi como me puedo relajar yo en ese cuarto. ¡¡IMPOSIBLE!! Lo único que podía hacer era caminar...tampoco era muy relajante porque los pasillos de un hospital no es que sean el oasis de la tranquilidad y la calma.

Las horas pasaban y yo caminaba junto a mi marido, el pobre me miraba y no sabía cómo podía ayudarme, habíamos hecho relajaciones en casa, pero no había sitios donde pudiésemos practicar.

Eran las 22h más o menos y encontramos una terraza al lado de los paritorios que me trasmitía cierta paz y allí pasamos las que yo no sabía iban a ser mis últimas contracciones, yo seguía mis instintos y me colocaba según mi cuerpo me indicaba, y parece ser que el bebé se estaba colocando.

Al final me dieron ganas de ponerme de cuclillas en cada contracción y notaba cierto alivio. Yo estaba apagada, muchísimo, yo tenía en mi cabeza que esas contracciones no eran buenas que iba a estar así por lo menos dos días más. Le dije a mi hijo: "Eric mi amor me tienes que ayudar, mamá no puede más”. Seguimos caminando para salir de la terraza y en la puerta me vuelvo a colocar de cuclillas y ¡¡ME DIERON GANAS DE EMPUJAR!! ¡¡NOTÉ COMO LA CABEZA ESTABA LLAMANDO A LA PUERTA!! Mi marido empezó a chillar por los pasillos: "¡¡¡por favor avisen a una matrona que mi mujer tiene ganas de empujar!!!" Corriendo vino la misma matrona que me dijo que mis contracciones eran aun malas a las 19h me miró y dijo que no podía ser. Todas las salas de dilatación estaban ocupadas. Me metieron en la sala de posparto que era la única que estaba vacía. Me dijo que me tumbase pero mi cuerpo me decía que tumbarme era anti natura, no sé como lo hice pero conseguí tumbarme. Me explora: ¡¡10 cm!! y empieza a chillar para que trajesen todas las cosas necesarias para asistirme porque en esa sala no había nada. Hacía unos minutos pensé que aun me quedaban días de parto y a las 22:30h estaba dilatada de 10 cm, algo increíble.

"¡¡En la próxima contracción empuja Eliana!!" Dijo la matrona, y mi marido: "¿¿¿pe pe pero no le ponéis la epidural???" a lo que la matrona contestó: "¿Qué EPIDURAL? ¿ves eso de ahí? ¡¡Es la cabeza de tu hijo!!" A empujar se ha dicho. ¡¡QUE SENSACIÓN!! Madre mía parecía que nunca iba a salir. Pero 15 minutos después, a las 22:45h lo tenía en mis brazos. ¡¡Qué euforia!! No ha habido ni un solo parto que haya visto en YouTube y no haya llorado junto a Quique pero en ese momento solo sentía euforia, similar a la que se siente cuando bajas la primera bajada de una montaña rusa, eso si, papi no podía parar de llorar.

Ya está, Eric precioso entero de arriba a abajo, perfecto para nuestros ojos, estaba con nosotros con 2,600kg y 47cm. Ese mini ser indefenso y lleno de fluidos era nuestro hijo desde ese momento hasta la eternidad. El arcoiris llegó a nuestra vida, vivito y coleando y comiendo de la teta de mami desde el mismo momento del nacimiento. ¡¡Nuestra vida había cambiado para siempre!!