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El parto de Cristina

Testimonio 6 de la Campaña Stop Kristeller

Por Cristina, Valladolid. Recibido el 2 de diciembre de 2012

Hola,
He recibido un mensaje de que estáis recopilando información sobre el tema. Yo di a luz el 5 de junio de 2010 en el hospital Clínico Universitario de Valladolid. Mi nombre es Cristina.

Era mi primer parto. Cuando llegué al hospital era de madrugada, estaba dilatando pero no lo suficiente como para ir al paritorio por lo que me enviaron a una habitación en planta donde estuve algunas horas con mi pareja. Perdí la noción del tiempo.
Sobre las nueve de la mañana me pasaron a paritorio y me ofrecieron la epidural. Acepté y a partir de entonces parece que la dilatación siguió adelante pero mi bebé no bajaba. Yo estaba monitorizada en un sillón de parto, semiinclinada. Me indicaron que me pusiera de medio lado para ayudar al pequeño pero seguía sin bajar.

Fue entonces cuando la ginecóloga se subió un par de veces encima de mí, me dijeron que para ayudar al descenso. Me pilló de improviso, no me explicó nada y me resultó bastante grotesca la imagen de la ginecóloga de rodillas donde podía sujetarse sobre el sillón empujando mi tripa. Nunca lo había visto. No sentí nada, no me dolió, tampoco fue eficaz. No le di más importancia.

Parece que los monitores indicaban que el bebé tenía taquicardias y yo tenía alguna décima de fiebre con lo que el asunto acabó en cesárea de urgencia. Mi bebé nació bien con lo que no di más importancia al tema. Me fastidió más que durante la cesárea yo perdí el conocimiento, no sé aún por qué. Sentí que no podía respirar y me pusieron mascarilla de oxígeno. Lo siguiente que recuerdo fue despertar en la REA, yo sola, y diciéndome los enfermeros que en un par de horas me llevarían con mi bebé si unos análisis daban bien. Tardé dos horas en conocer a mi bebé y estaba muy atontada como para cogerle incluso. Esa manera de "presentarnos" fue lo que todavía me duele.

Tanto más como que a las ocho horas me dijeron que había dado resultado positivo algo en sus análisis y tendrían que estar administrándole antibióticos en la sala de pediatría durante cinco días. Yo sólo podía verle cuando iba a darle de mamar durante quince minutos cada tres horas. No veía la hora de irnos todos a casa.

Espero que mi testimonio ayude.

Un saludo y gracias por vuestra labor,
Cristina