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El nacimiento de Patricia

PREPARTO

Cuatro semanas antes de parir, en la semana 38 ya me sentía totalmente preparada y ansiosa porque llegara el momento de conocer a mi hija. Tuve muchas, muchísimas contracciones, cada día más seguidas, cada día más molestas… duraban unos días y luego paraban… Así durante semanas…

Esto, unido a unos problemas de salud de mi madre que aparecieron justo en la recta final de mi embarazo, hicieron que llegara a la semana 41 muy cansada, preocupada, ¿cuándo me pondría de parto?

Pero todo llega, y mi parto llegó, empezó el 31 de Marzo, justo el día que cumplía 42 semanas.

PARTO

Mi parto empezó.... con mucho miedo.

Supe sí o sí que estaba de parto porque a las 00:00 rompí la bolsa y no eran aguas claras. Como en el parto de mi primera hija, que fue en el hospital, “normal”, medicalizado… Me acordé de él y de las secuelas que nos dejó: su clavícula rota, su laceración de esófago por el lavado, mi hemorragia, mi episio...

Se me vino todo encima, me puse a gritar: "¡¡¡¡Javi (a mi costillo), he roto aguas, nooooo, noooo, no son claras, noooo, nooo, otra vez no, al hospital no!!!!"

Llamé a la matrona al borde del ataque de nervios, sin dejar de llorar, no podía dejar de pensar en Alicia, no quería que a mi segundo bebé le pasara nada de eso…

Y yo no quería volver a pasar por nada de eso...

Isabel, la matrona, tranquila y tranquilizadora me preguntó si eran aguas amarillas o verdes y yo... ¡¡¡¡no sabía!!!! En realidad las aguas eran transparentes, pero había trocitos.... ¿verdosos? ¿amarillentos?

Javi y yo convinimos que eran amarillentos y recogimos un poquito en un vaso en la siguiente contracción e Isabel dijo que Javi escuchara a la bebe (lo hacía muy bien) a través de la barriga. La bebé latía como siempre, Isabel venía para acá (1 hora de camino)

Mis contracciones ya eran fuertes y cada 4 o 5 minutos. Antes de romper aguas eran flojas e irregulares, como en las semanas anteriores.

Así que nos quedamos esperando, encajando contracciones, llorando y confiados en que todo iba bien, la bebé latía bien, pero de todas maneras, Isabel decidiría cuando llegara... Yo tenía tanto miedo de tener que volver a pasar por el hospital...

A todo esto Patricia, mi amiga, que iba a acompañarme en el parto, había salido de casa una hora antes, sin haber roto aguas ni nada, por su propia "corazonada" de que ella tenía que estar en mi casa ya... Qué cosas... Gracias a eso llegó (¡¡¡Tenía casi 4 horas de camino!!!). Menos mal... Isabel venía de camino y yo estaba encajando contracciones cada 5 minutos, acojonada y colgada del cuello de Javi que aguanta como un campeón, no flaquea en ningún momento, me sostiene y me ama, lo siento tan cerca...

Cuando supimos que Isabel venía mandamos un mensaje a Raúl, un amigo que es matrón en el hospital de aquí, él me había hecho los monitores y quedé con él que le avisaría cuando empezara el parto, y después cuando naciera. Si algo hubiera pasado le hubiera avisado para que llamara al hospital, él dice que hubiera

venido... Qué cielo, qué ayuda tan grande, qué seguridad me dio... Aún no queriendo ir de ninguna manera, gracias a él supe que si tenía que ir, por lo menos no entraría como un elefante en una cacharrería....

A la 1:30, Isabel no había llegado y pensé que debía estar al caer, si no, le había pasado algo. Le dije a Javi que la llamara. Estaba en la puerta. ¡Bien!

Subió, me dio dos besos, me sonrió... Nunca he estado tan contenta de que alguien llegara a mi casa...

Sin perder un segundo, pero con su tranquilidad característica me dice, "Toya, voy a escuchar a tu bebé...” 148... "Tu bebé está bien".

¡Bien!

Me tranquilizo, le digo que si hay que ir al hospital tiene que darme tiempo de llamar a mi hermana para que venga a estar con Alicia, que duerme en su cama. Y también para avisar a Raúl.

Me dice que de acuerdo.

Mira las aguas, dice que son más bien verdosas... Me vuelvo a acojonar... Me dice que la bebé está bien, que veremos cómo avanzamos.

El hospital está a tres minutos de mi casa, la bebé está bien, seguimos...

Le pido que me explore, a ver cómo voy... ¡5/6 cm! ¡Bien! La cosa va rápido y la verdad es que no me extraña, me duele mucho...

Me alegro, si va rápido y fluido más lejos la sombra del hospital.

Así que nadie dice nada más de ir al hospital.... ¡¡¡más que yo!!! Que petarda, ahora que todo va bien, tras encajar unas cuantas contracciones más "me rajo" por primera vez.... "Ay Isabel, no se si podré, me duele mucho". Isabel me mira, con una cara que os juro que se me ha quedado grabada, qué ternura... y me dice:

"Toya, ¿tú qué quieres hacer?"... "¿Como está la bebé?", pregunto... "Bien", me dice ella... "Pues seguimos", digo yo.

Ahora sí, con la tranquilidad de saber que todo está bien sigo adelante... Me duele mucho y estoy instalada en el no... En el dolor... Isabel me dice que me queje, pero que no me tense, que me relaje, que me deje abrir... Me empiezo a ir al planeta parto, me mareo, dormito entre contracciones, vomito... Las endorfinas comienzan a hacer su aparición y aunque sigue doliendo, la cosa ya no es tan intolerable.

Pienso que quizá me gustaría la bañera y Javi se pone a hincharla y llenarla. ¡¡¡¡Le cuesta 48 minutos (lo sé por el vídeo)!!!! Pero a mi no se me hace muy largo...

Me quedo con Isabel en el salón, me da la mano, habla mucho conmigo, estoy todavía bastante quejosa, como una niña que necesita muchos muchos mimos... Isabel me mima... Nunca en toda mi vida podré agradecerle...

Le pido otro tacto, han pasado como unas dos horas del anterior y quiero saber cómo estoy antes de tomar la decisión de meterme en la bañera. Estoy de 5-6 pero el cuello más fino.

Me agobio, digo que no he avanzado nada, lloriqueo... Isabel me dice seria que sí he avanzado, he borrado cuello y si no hubiera avanzado ella me lo hubiera dicho.

Vuelvo a pensar en el hospital, le digo que me voy a rajar... Ella me dice que no piense en eso, que no piense en el luego, que no piense en la epidural, que siga en cada contracción, en cada una en ese momento, que llegaremos hasta donde lleguemos, pero que cada centímetro es importante, que cada una de esas contracciones es algo que le regalo a mi bebé, algo que me acercará al resultado final, a lo que yo quiero (ella sabe que mi prioridad es un bebé sano... que a mí me dolía mi Alicia magullada). Esas frases me dan la vida, me llenan de orgullo, siento que lo que hago tiene sentido, no sólo en conjunto sino también cada una de las contracciones que paso, cada valla que salto es importante.

Pero sigo quejosa.... Me quejé muchísimo... y le digo: “pero aún me queda mucho, y me queda lo peor…” y ella me dice que no, que ahora me voy a meter en el agua y que todo será distinto, que seguimos adelante. En ese momento creo que me miente, que mi parto, como la mayoría, irá "increccendo" en dolor... En ese

momento no sabía que decía la verdad... A partir del agua todo cambió.

A las 3:30 aproximadamente llaman al timbre, sé que es Patricia... Creo que no le doy mucha bienvenida... Viene fría de la calle y me besa... No me acuerdo de si le hago caso o no...

Enseguida, Patricia se zambulle en el proceso y pasa a ser el integrante que faltaba del "equipo parto".

Patricia se encarga de mil cosas: buscar toallas, bolsas de basura, grabar, hacer fotos, sostenerme la mano, acariciarme, abanicarme... Ella no es doula de profesión... pero lo hace tan bien, que parece que ha entrenado para ello...

A las 4 me meto en la bañera.... ¡¡¡qué placer!!! Siento verdadero placer, alivio, gozo, descanso... Por primera vez en 4 horas no estoy contraída y asustada.... Lo expreso, todos se relajan un poco, creo... El agua está muy caliente, hay un calefactor... Todo está preparado en el cuarto de juegos de mis niñas... Todo es precioso, veo mi altar, sólo me había dado tiempo de sacar los collares de mis amigas, me acuerdo de la manta, no la había traído... Patricia me dice que si enciende velas, le digo que da igual... Las enciende, queda todo muy bonito...

Hacemos bromas sobre la música que había preparado para dilatar... Para músicas estoy yo... Me acuerdo de Kesia: "contracciones de amor..." ¡¡¡LECHES!!!

Pero el spa dura poco, de repente todo se despendola y vuelven los dolores, aunque los encajo mejor. Me estoy abriendo a pasos agigantados y lo noto y trato de relajarme y entregarme al dolor, estoy completamente endorfinada, en el planeta parto, hasta me mareo un poco...

La cara de la nena está girada hacía mi pierna, lo está desde el principio del parto y tiene que rotar hacia atrás, así que Isabel me dice que escuche a mi cuerpo y que adopte las posturas que me pida. Eso hice y la postura adecuada para permitir a Patricia girar parece que fue a 4 patas entre contracciones y con la pierna izquierda muuuuuy estirada durante la contracción.

Tengo mucho mucho mucho calor, me apoyo a 4 patas en el borde de la piscina y así noto como dilato mucho más... Sigo gritando muchísimo....

¡¡¡¡¡SOCORRO!!!!!.... ¡¡¡¡¡MAMÁ!!!!! Gritaba y miraba a mi comadrona a los ojos...

Ella aguantaba la mirada mientras me daba la mano y tenía una expresión perfecta, de serenidad y ternura...

Durante todo este tiempo, Isabel ha ido midiendo el latido cada 10 minutos, aproximadamente, y cada vez, estaba perfecto, antes, durante y después de la contracción. Me encanta que lo haga, me encanta que me diga "tu bebé está bien, lo está viviendo muy bien" Además, cada vez ausculta más abajo, con lo que sé

que está bajando.

Empiezo a notar muchísimo dolor en el culo, parece que voy a cagar una coliflor (Edurne, me acordé de esa expresión tuya) y pienso que estaría mucho mejor en el váter. Me salgo a las 5, todos quieren taparme para que no me enfríe, a mi me da igual, pero me dejo hacer, me siento mimada...

Me voy al váter con Javi, él y yo solos. Patricia y la matrona se quedan fuera, después supe que se estaban preparando un té :o)

Pienso que si nos han dejado solitos será que todo va genial... y yo me concentro en sacar mi “coliflor". Empiezo a empujar a poquitos, cuando me lo pedía el cuerpo, con normalidad.... Me acuerdo de vuestros relatos... Empiezo a vivir el parto con mucha normalidad, como lo que es, me estaba doliendo hasta la vida, pero sabía que era normal, que solo tenía que escuchar a mi cuerpo y hacer lo que me pedía...

En ese momento era empujar y eso hacía...

Cuando veo salir gotitas de sangre sé que estoy en completa y digo a Javi que avise a Isabel. Entra tranquilamente, me toca y me anima a que me toque yo también.

¡¡¡¡La cabeza de la bebé está ahí!!!! Me parece blandita... Qué cosa... Isabel me dice: "Toya, va a nacer tu bebé, ¿quieres que nazca aquí?" Pienso que en el váter no... Quizá en el suelo, pero en el váter.... Así que digo que no, que salgo, que si vamos al salón...

Me cogen entre dos, cada uno de un brazo. Me llevan prácticamente colgada, no puedo andar, siento la cabeza de Patricia entre las piernas. Ando dos metros y me paro, debajo del dintel de la puerta de mi salón y grito "¡¡¡YA SALE!!!". Se paran, mi matrona dice... "no te preocupes no se sale"... jejeje, en ese momento no sabía que eso significaba: ojalá fuera a salir tan rápido, con lo tocinita que es…

Mi matrona me dice que me tengo que poner o tumbada de lado o a 4 patas apoyada sobre el sofá, que necesitamos espacio para que salga.

Yo le había dicho que quería un expulsivo libre, de posiciones y pujos sin dirigir, así que pienso que si ella me sugiere una posición es porque es importante... ¡y lo era!

Cuando me pongo a 4 patas, la presión del culo desaparece y lo agradezco muchísimo... Necesitaba un descanso....

Estoy increíblemente "lúcida", no consciente, sino lúcida... No sé como explicarlo....

Creo que hablo por teleconferencia desde el planeta parto.

Isabel me dice que cuando salga la bebé le aspirará los moquitos. Pienso en el meconio, le digo que sí, que muy bien, que confío en ella al 100%, que lo que haga estará muy bien hecho. Me dice que genial, que ella también confía en mí.

Ese es un gran momento.

Encajo una contracción, grito... Oigo "muy bien"... Me lleno de orgullo, ya está saliendo la cabeza y por primera vez me creo (dura de mollera que es una) de verdad que va a nacer en casa, y lo digo: "¡Va a nacer en casa! ¡JODER!" Todos se ríen, Isabel dice: "¡¿Y quién decía que no?! ¡¿Quién dice que no?!" Haciéndome ver que yo podía, que yo podía desde el principio.

Patricia dice: "Y la va a parir su madre".

Isabel: "Sintiendo cada momento".

En ese momento me siento una diosa.

Sigo a lo mío, la cabeza ya sale y lo digo gritando en una contracción. ¡¡¡¡YA SALE!!!! ¡¡¡¡QUÉ DOLOR!!!!

Oigo que Isabel le dice a Javi que si quiere coger a la bebé cuando salga, él dice que sí. Es obvio que yo no voy a poder, por la postura, por mi agotamiento... Me gusta oírles, había hablado de eso con Isabel, veo que se acuerda. Isabel me explica que me pedirá que sople en las contracciones, que si puedo no me deje llevar por el dolor que no empuje sino que deje que mi cuerpo empuje solo, que el periné se estirará más tiempo y no me desgarraré.

Ella sabe que necesito lo más parecido a un periné integro, que de la episiotomía de Alicia tuve secuelas y estuve penando más de un año... Así que me concentro en hacer caso de sus palabras que, por otra parte, no me cargan de ninguna responsabilidad, me dice "si puedes..." "es normal dejarse llevar por el dolor, pero si es posible...". Me lo tomo como un reto.

Empieza a salir la cabeza, la veo por el espejo, me impresiona, casi está coronando y no siento tanto dolor como yo creía... Entre contracciones es tolerable...

Más contracciones, parece que ya va a salir, "Sopla" me dice Isabel, lo hago, y empieza a salir más despacito... lo cual distiende el periné... doy fe.

Siento el aro de fuego... Lo siento mucho tiempo, porque viene otra contracción y sigue sin salir, otra más y sale la cabeza, yo no lo sé, porque no la veo, pero se estaba poniendo azul.

Grito: ¡¡¡¡¡NO ME TOQUES, NO ME TOQUES!!!!!

E Isabel me dice: “No te toco, es tu bebé, que se está girando.”

Me acuerdo de la distocia de Alicia... Ay de mí... no llego a preocuparme, confío en que todo saldrá bien. Qué bien que Isabel me propuso esta postura, es en la mejor en la que podría estar. De todas maneras no estoy tranquila. En la siguiente contracción noto que lo vuelve a intentar: "¿Se ha girado?" pregunto... "No, pero está en ello" dice Isabel. Me asusto un poco y meto la cabeza entre los cojines del sofá para aislarme.

En la siguiente contracción grito que la saque ya y, por el color al que está llegando, a Isabel también le parece que ha llegado el momento y tirando un poco de ella la saca. Los hombros no han girado, pero no se ha llegado a "chocar" contra mis huesos, sale con los brazos muy juntos y parece que no va a terminar de salir nunca…

Son las 6:05 A.M.

Yo sabía que Javi la iba a coger, pero no la ha cogido, así que algo ha pasado pero no sabía que... (yo no sabía que había salido azul y sin girar). Le veo un pie, pido que me den a mi hija, oigo que Isabel la esta aspirando, me asusto un poco: "¿Está bien? ¿Respira? ¿Respira?" ... "Está en ello, está en ello"

Me la pasan por entre las piernas y me animan a que le sople y le ayude a reaccionar.

Me siento a un lado del sofá y empiezo a alucinar... Le digo cosas y la empiezo a querer "por fuera" (antes la quería “por dentro”).

Quiero saber lo que ha pasado, les pregunto si se han asustado, Isabel me dice que no, pero que ha llegado un momento en que tenía que ser ya, que no me podía dar más tiempo, se tenía que asegurar... Me gusta que me lo diga, me parece bien.

El cordón deja de latir, Javi lo corta e "inaugura el bebé"

Estoy sangrando un poco, sale la placenta y sigo sangrando algo... Isabel me hace masaje en la tripa para contraer el útero, pero sigo sangrando un poco más... Así que me dice si me pone un poco de oxitocina, le digo que sí. Ya sé lo que es un puerperio con una anemia y no quiero otro.

Isabel revisa "los daños colaterales" y ve un desgarro en el periné. Me dice que se puede suturar o no...

Se me llenan los ojos de lágrimas... Me acuerdo de los puntos de la episio de Aly, de la guerra que me dieron, no quiero volver a pasar por ahí. Le digo que prefiero sin sutura y me dice que vale, que no es necesaria. Me siento feliz en ese momento y ahora con mi periné "sin hilos".

Me enseña la placenta.... es grande y gorda, pesará 900 g, quizá por eso, porque tenía mucho trozo unido a mí he sangrado un poco más... Me acuerdo de mi gine, mi amiga, que siempre me decía lo grande y gordota que era mi placenta, "como una manta". Ha sido la casa de Patricia 42 semanas... Isabel me dice que está sana... Me da orgullo que así sea... ¿Qué tontería verdad? Pero a mí me gusta saberlo Isabel y Javi se van a prepararme un batido de placenta y yo me quedo con las dos Patricias, la pequeña y la grande. Quería esperar a que se enganchara sola al pecho, pero me da pena verla cabecear y se lo ofrezco yo... Al rato empieza a tetar....

SOY FELIZ

¡¡¡¡¡¡Javi me trae el batido y está exquisito!!!!!! Lo bebemos entre los dos. Tengo mucha sed y me sabe estupendo. No sé si tendrá que ver algo con lo bien bien bien que me he sentido los días posteriores, puede que no, puede que sean las endorfinas... Da igual, a mi el batido me supo a gloria.

Y en esas estábamos, mandando mensajes a mi amigo matrón que estaba en su casa a la espera de noticias y a todas las amigas cuando veo una sombra por el pasillo....

¡¡¡¡¡¡¡Alicia!!!!!!! ¡¡¡¡¡Mi niña se ha despertado!!!!!

Mando a Javi a buscarla, para que no se asuste, pero no se asusta, ¡¡lo ve tan normal!!

"Mira quién ha nacido mientras tú dormías".

"La hermanita” dice ella.

Qué maravilla, mi familia ya está completa...

Ya son las 9:00, Isabel se va, Patricia y Javi preparan a Ali para el cole y la llevan.

Está aquí al lado, me quedo 5 minutos sola con mi bebé... Qué gloria de momento...

Hemos llamado a la familia y vienen a conocer a la recién llegada mis padres, mi hermana, mi cuñado...

Hablo con tías y amigos por teléfono, les explico que ha nacido en casa, alucinan, pero me oyen tan feliz, tan sana.... que solo cabe darme la enhorabuena y sonreír.

Todo es maravilloso, mi sueño cumplido.

No era el parto que esperaba, no ha sido suave ni un momento, creo que no he disfrutado ni una sola contracción con gozo... pero ha sido tan gozoso… Al principio tenía miedo y al final dolían a rabiar... No he escuchado mi música, no me ha dado tiempo de montar el altar... Pero ha sido mi parto, el parto que yo necesitaba, estoy muy segura y muy orgullosa de ello. He pasado por encima de todos y cada uno de mis miedos, miedos del parto de Alicia y otros miedos... He pasado por encima y los he dejado atrás...

No ha sido un parto suave y yo no he sido una parturienta ideal de las que canturrean y se mecen. He sido quejica, gritona... Al principio una niña que necesitaba consuelo, después una mujer decidiendo sobre su cuerpo, orgullosa de como nacería su bebé, y al final una leona pariendo una bebé de 4,3 kg. y durante

todo el parto he sido yo, completamente yo, sin sentirme juzgada ni observada, solo acompañada y ayudada en lo que necesitaba... Totalmente desinhibida.... Qué pocas veces en la vida podré volver a decir esto...

Ha sido mágico, maravilloso, intenso, doloroso y sobretodo sanador. He sanado y aprendido con cada contracción... me siento muy afortunada.

A partir de ahí son tres días de puerperio exultante y feliz, dos de ellos acompañada las 24 horas por mi amiga Patricia, una mujer generosa y maravillosa que me ha cuidado a cuerpo de reina recién parida y a quien nunca podré agradecer su ayuda, por más tiempo que viva... Mi hija lleva su nombre... Qué buena elección.

Al cuarto día me ha bajado un poco la energía y estoy algo más triste... Aunque tampoco mucho... pero para compensar, a mi beba se le ha caído el ombligo... Así que nada... la vida sigue... y sigue de una forma maravillosa y feliz... No puedo pedir más.

R0012