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El nacimiento de Mikel, la mayor animalada que he hecho en mi vida

Este era mi segundo embarazo, y la verdad es que ha sido muy bueno y parecido al primero, todo ha ido bastante bien, se me han bajado un poco las plaquetas pero no mucho, así que era un embarazo de bajo riesgo. En mi otro embarazo llegué hasta la semana 42, en aquél momento al igual que muchas de las mujeres que leo confiaba en los médicos, en los protocolos, además aquí se llenan la boca diciendo que es uno de los hospitales con menos cesarías de España, pero lo que no te dicen es que son muy poco respetuosos y que a la mínima intervienen para ”ayudarte”, ni que también son uno de los hospitales con más bebés en neonatos. Por supuesto en cuanto a los profesionales hay de todo, los hay muy buenos y respetuosos también, pero muchas veces se ven atados de manos por los protocolos. En fin… que mi otro parto así tan desinformada como iba yo me indujeron a la semana 42 y tras dos días en el hospital donde no llegué ni a los dos centímetros de dilatación y cuando mi hijo ya no podía más con esas contracciones sintéticas, dos meconios y el PH fatal me hicieron una cesárea donde tuve que entrar sola, y no tuve contacto piel con piel.. solo recuerdo el frío y el miedo. Salir emocionalmente de ese parto me costó varias idas al psicólogo, muchos llantos y un hueco que creo que nunca podré terminar de llenar. Pero bueno, de todo se aprende, y yo algo tenía claro y era que el parto de mi segundo hijo iba a ser diferente. Al menos fuera como fuera lo quería respetado y humanizado.

Al principio del embarazo evadí un poco el tema por miedo, pero pronto me di cuenta que tenía que empezar a tomar cartas en el asunto e informarme bien. Mi mayor miedo era volver a las 42 semanas y de hecho la primera vez que escribí en la página de Facebook de “El parto es nuestro” fue preguntando experiencias de mujeres que se habían negado a la inducción.

Así que le pregunté a la Matrona que sabía ella y me dijo que si se podía pero que te ponen mil peros y que intentan por todos los medios que no hagas… luego por curiosidad (y como por casualidad me vieron todos los matrones y matronas que trabajan en este centro de salud) les fui preguntando uno a uno… cada respuesta era diferente. En fin. Decidí que si me pasaba esperaría un poco más. Y ahí tenía un gran problema con mi marido (Pablo) ya que el es enfermero y claro el se piensa que todos los protocolos tienen un por que y que los hospitales hacen que las mujeres tengamos partos más seguros tanto para nosotras como para los bebés. En un primero momento como el se molesto mucho conmigo por querer ser una loca y saltarme un protocolo tan importante como son las 42 semanas yo decidí ceder con tal de estar bien con el porqué sentía que lo necesitaba para pasar el momento del parto y además si algo iba mal la culpa iba a ser mía.

En fin…me vi los tres documentales de “El renacimiento del parto” donde lloré litros de lágrimas, leí muchos testimonios de partos y artículos, y decidí volver a mi psicólogo porqué me di cuenta que algo estaba mal. La que tenía que parir era yo… y ahí estaba otra vez cediendo en mi vida para no dañar a alguien, que por mucho que sea mi compañero de vida aquí la protagonista de mi vida tengo que ser yo. Así que después de una sesión salí muy decidía a honrarme y quererme, pero también algo que fue muy importante fue que él me hiciera ver la importancia de estar tranquila para poder segregar oxitocina y no adrenalina, porque lo que necesitaba era sentirme bien y feliz. Me animó a confiar en que los segundos casi siempre llegan antes, y nos cito a los dos algunas semanas más tarde, y como “tarea” nos mando a leer un libro que se llama “Parto seguro”.

Entonces pensé que necesitaba a alguien que nos ayudara, que nos acompañara, alguien en quien confiar para intentar no controlarlo todo, e intentar sentir y fluir y la vida me llevó a contactar con Mely. Hablamos primero por teléfono y de las alternativas que me dio la que más me gustó fue la de hacer la dilatación en casa. Primero quedamos un día para hacer un primer contacto, y ver si nos apetecía tanto a nosotros como a ella. Luego vino un día a casa y hablamos un buen rato, escuchó a Mikel, y le prestó a mi hijo mayor Gael un estetoscopio de Pinard que son esos “conos” de escuchar bebés de esos que mi abuela me contaba que tenía su matrona. Yo ya estaba encantada con ella!

Volvimos al Psicólogo donde le hizo ver a Pablo que él tenía que acompañarme y que los protocolos no solo cambian, sino que están hechos con una “medida” de lo más común, pero que no por eso siempre lo que se sale de los márgenes está mal.

Yo mientras llegaba el día me seguía conectando con mi bebé, me metí a clases de canto prenatal que sin duda me sirvieron muchísimo y me llegó una canción que realmente me toco el Corazón que se llama “Al otro lado de la piel”. Caminaba por la calle cantando mantras o diciendo “AAAAA” Visualizando que mi bebé iba bajando y que el canal de parto se abría.

Y así llego el día 39+6 y un poco antes de la 4 de la mañana me despertó una contracción! Me volvía a dormir y así creo que fueron algunas.. hasta que a las 4 me levanté, le dije a Pablo que se fuera con el niño a la cama. En ese momento eran más o menos cada 10 minutos, y muy flojitas, pero me dolían como para no dejarme dormir. Fui al baño a hacer caca no sé si cuantas veces, y pensé que ya no quedaba nada en mis intestinos… A las 6 de la mañada desayuné, e intente llamar a Mely para decirle que habían empezado, pero su número me dió que no tenía cobertura.. supuse que estaría de guardia en e hospital y le mandé unos mensajes.

Casi a las 8 desperté a mi Pablo y le conté lo que estaba pasado. También llamé a mis padres para que vinieran a buscar a mi hijo mayor ya que cada vez me dolían más y por las horas que llevaba pensé en ir al hospital. Nos duchamos y empezamos a preparar para irnos, pero entonces me llamó Mely, y me dijo que venía para casa.

Llego a las 9:30 yo iba pasando las contracciones diciendo “AAAAA” aun se aguantaban muy bien, lo malo es que no podía estar ni sentada ni tumbada. Iba deambulando por casa. Mely iba escuchando al bebé y viendo que todo iba bien.

A las 10:00 me hizo un tacto para ver como iba la dilatación. Me dijo que tenía casi 2 cm y el cuello del útero borrado al 80%. Considerando que con la inducción de mi primer hijo no llegué a los 2 centímetros me puse muy contenta. Mely se fue a dar una vuelta y me aconsejó que no me "encuevara" tanto porque se me podía hacer muy largo. Porque como cuando vinieron mis padres se me habían ido un poco las contracciones en cuanto se fueron yo cerré las cortinas y puse mantras para re-conectarme. Así que en cuanto se fue abrí las cortinas y puse radio. Pensé en dar un paseo o limpiar… pero con las contracciones no me sentía como para hacer mucho, más que caminar y seguir cantando el “AAAAA” cuando me venía una contracción. A las 11:39 llamamos a Mely porque las contracciones eran más seguidas y a las 11:50 llegó a casa de nuevo. Yo me comí un flan el cual iba a cucharaditas… porque aunque tenía un poco de hambre mi estomago estaba cerrado. Intenté descansar, pero pasar las contracciones tumbada era una tortura. Así que hablábamos de la vida, y cuando venía una contracción era como que se parara el tiempo, entonces necesitaba una mano para apretar o una pared para apoyarme. A las 13:30 me meto de nuevo en la ducha, el agua caliente me relaja bastante, me quedo un buen rato bajo el chorro de agua.

A las 14:00 decidimos hacer otro tacto para ver como iba, ya que las contracciones eran cada 3 minutos y me dolían bastante más. Estaba en 3 cm y el cuello completamente borrado! Así que nada a seguir esperando y cantando…. Pablo ya no sabía que hacer, a veces quería masaje en la zona baja de la espalda a veces no quería que me tocara, a veces quería apretar a veces no… y el pobre me miraba con cara de pena, y cuando se me terminaba de ir (porque la coletilla de la contracción me duraba bastante) yo le decía que estaba bien, que no pasaba nada. Otras veces decía “quien dijo que no quería la epidural” y con esta frase nos reíamos. A Mely me dijo que si quería ir al hospital solo tenía que decirlo, pero yo estaba decidida, quería dilatar en casa y aunque me doliera sabía que era mi única oportunidad de vivir algo así. Además intentaba relajarme, pensar que cada contracción era una menos. Luego almorzamos, o más bien almorzaron , porque a mi esa pasta fresca por mucho que esté buena no me entró.

Seguimos en casa hablando, cantando, bailado, apretando, sintiendo, viviendo, intentando rendirme al dolor y no oponerme a él, intentando disfrutar…

Sobre las 16:00 me dan ganas de hacer caca, pero voy al baño y no sale nada, así me paso un rato… diciendo tengo ganas de hacer caca.. Entonces Mely me pide permiso para hacerme otro tacto por si fuera que lo que tengo es ganas de pujar, Me dice que estoy de 4 o 5 cm… y nos cuenta que ella esta noche tiene guardia en el hospital y que si nos parece bien nos vayamos juntos a las 19:00 para ella poder estar un rato con nosotros antes de subir a planta que es donde tenía el turno. A mi me parece bien, seguimos en casa con la misma dinámica, duchas de vez en cuando, apretones, “AAAA” intentado relajar la mandíbula, etc. Tomamos un té… o más bien ellos toman un té, a mi sigue sin entrarme nada pero voy bebiendo agua e intento comer un yogurth que la verdad no se cuantas cucharas pude comer. Pero sigo agradeciendo la libertad de poder moverme, beber y comer lo quiera o pueda. Con las contracciones me dan ganas de doblar cada vez mas las rodillas, el dolor me empieza a bajar a las piernas, las piernas se me empiezan a cansar y quiero sentarme, pero ya son tan seguidas que poco duro en la silla, o en la pelota.

Y llegan las 19:00 nos preparamos para salir, decidimos como hacer con los coches sea para ir que para aparcarlos. Al final cada uno va en el suyo pero Mely aparca primero y me “recoge “ para entrar juntas al hospital, de todas formas a las parejas no las dejan entrar junto con las parturientas. Mely me dice que ya sabe quien está de guardia, los turnos que hay, y que dice que hay matrones trabajando que hacen partos en casa. Me pregunta si quiero que me haga un tacto en casa o si prefiero que me lo hagan allí al llegar, le digo que ella, y aquí viene un momento un poco duro, porque me dice que estoy de 5 cm… Me desmoralizo un poco, me vengo un poco abajo, seguimos en 5? Y además me dice que cuando lleguemos dirá que estoy en 4 por si el que está no es tan generoso.

Sentarme en el coche y pasar las contracciones sentada se me hace súper duro, de mi casa al hospital hay unos 35 minutos, pero resulta que cuando íbamos por la mitad o menos había un atasco por un accidente. Entonces en una contracción se me rompe la bolsa! Que sensación más rara! de repente un montón de líquido sale con la contracción, y en la siguiente sale más, llamo a Mely y le cuento, me pregunta de que color es el líquido, veo que está claro, me dice que todo está bien. Había leído que si te debías el líquido amniótico el parto se aceleraba, yo tenía puesta una compresa de tela, así que entre la sed que tenía y que olía a dulzón y que mi bebe estaba ahí viviendo, decidí chupar y absorber líquido, la verdad es que no tenía mal sabor, tal vez un poco a suero, de todas formas me calmaba la sed. Por fin el atasco se disolvió, creo que tardamos una hora en llegar al hospital. Cuando bajé estaba con el pantalón todo mojado, los zuecos de andar por casa, las contracciones eran súper fuertes y el “AAAAA” del principio ya era un AAAA de gritos y de locura. Vomito al bajarme del coche… y así llegamos hasta la puerta. Entro con Mely, esperamos un poco y entramos a la salita donde hacen los tactos y ven como estas para ver que hacen contigo. Mely habla y me dice que ha cambiado el turno con su compañera de puerperio y que me va a asistir el parto. No me lo puedo creer!! No puedo estar más agradecida, seguía conmigo! Hoy al escribirlo se me salen las lágrimas, me siento tan afortunada!!

Luego pregunto que si antes de pasar a paritorio puedo entrar a la ducha, las contracciones son cada vez más fuertes, entra Pablo, Mely me pone una vía, me mira y me dice, te puedo poner una vía? Es el protocolo, con sus ojos me pedía perdón por ese pinchazo que para ella era innecesario, a mi eso me da igual, claro, le digo. Luego en la misma ducha me hace un tacto y me dice que estoy en 8! Que subidón, le digo a Pablo estoy en 8 en 8!!Ya quedaba menos!!!

Sé que en algún momento Mely se fue a cambiar pero no recuerdo cuando exactamente. Entramos a paritorio, la auxiliar es un encanto también, baja la cama y le digo que no me voy a subir, me la sube de nuevo para que me pueda apoyar bien, me pregunta si quiero música y le digo que no, me quito los zapatos y ella muy amablemente pone una sabana en el suelo, luego me quito el camisón, todo me molestaba. Mely me pone los monitores externos, la verdad es que me hace un poco de daño la presión, me dice que no me los puede quitar, tampoco recuerdo bien en que momento me empieza a decir que a Mikel se le están bajando un poco las constantes que respire despacio y por la nariz y suelte por la boca entre contracción y contracción, entonces Mely me hace otro tacto y me dice que estoy en 10 uf… no casi, te queda un reborde por delante. Entra la ginecologa, y sin presentarse me dice que me tumbe en la Camilla, que me va a hacer una maniobra para terminar de dilatar, creo que esta es la parte que más me dolió de todo. Me dice que coja aire y cuando viene la contracción empuje hacia ella y que no suelte el aire. Me lo hace dos veces y me dice que ahora en tres empujones el niño sale. Un poco después vuelve a entrar y me dice que me va a poner oxitócina para que expulse la placenta después del nacimiento del bebé. Le digo que no la quiero, me dice que es por riesgo de que no salga y que haya hemorragia, me vuelo a negar. Había leído al respecto pocos días antes un artículo que me aconsejó Mely y sabía que es algo que no es necesario en un parto natural, además había hablado con dos amigas habían tenido parto natural y las dos me dijeron que las respectivas placentas salieron enseguida.

Mely me pregunta como quiero parir, digo que de pie, pero no sale, las constante se siguen bajando, me dice que me pruebe a cuatro patas, y así, después de 25 minutos de pujos donde la cabeza salía y entraba donde no sé ni de donde saqué las fuerzas, donde me dijo de no gritar que se iba la fuerza, donde entre Mely y Pablo me dieron ánimos y me dijeron empuja, empuja, empuja, que si no van a entrar, y yo sabía que eso significaba episiotomía y tal vez ventosas o lo que fuera para sacarlo rápido. Así que empujé con todas mis fuerzas, sentí el aro de fuego, pero no quemaba, sentí la cabeza de mi hijo saliendo por el canal de parto, Mely me dijo si quería sacarlo, intenté incorporarme pero no pude, lo cogieron al vuelo Mely y Pablo. Estaba en la sábana que tan lindaminte había puesto la auxiliar, ( siento no recordar su nombre) el niño estaba azul, intenté cogerlo pero se me resbalaba y estaba con poco tono… y la verdad es que me asusté un poco, entonces tuvo que cortar el cordón antes de que la placenta dejara de latir totalmente, entró un enfermero que lo espabiló y lo aspiró, allí empezó a llorar y llorar y creo que al menos lloró por 15 minutos, luego ya se calmó y un poco más tarde se enganchó al pecho. No me lo podía creer, lo había conseguido! A las 21:55 nació Mikel, pesó 3'400 y midió 50 cm. El enfermero estaba molesto porque no lo dejamos entrar, yo quería intimidad, pero la verdad es que entendí que era un estudiante, y como tantas casualidades de la vida había sido un buen amigo de Pablo en el primer año de universidad, le empezó a poner pañal y Mely me preguntó, tu quieres que le ponga pañal, y dije que no, quería sentirlo piel con piel todo lo que se pudiera, así que un poco más molesto y tomándome por una hippy sin causa me mira y me dice, ¿tampoco vas a querer la vitamina K y la pomada para los ojos? a lo cual le digo que sí, que se lo ponga.

Ya con mi bebé encima sentí ganas de empujar, el alumbramiento fue súper rápido, Mely me mostró la placenta la toqué, que bolsa de vida tan extraña, ella había alimentado a Mikel todo el tiempo, me preguntó si quería probarla, y como ya era un animal le dije que sí, me comí tres cachos, porque además tenía hambre…. ¿Y a que sabe? no sé, a carne, a Hígado tal vez. La verdad no entiendo porque no nos podemos llevar nuestra placenta del hospital, al fin y al cabo es algo mío no? De repente todo el dolor pasó, solo hacía que temblar, la auxiliar me lavó un poco, aunque a mi en ese momento todo me daba igual, tenía a mi cachorro en brazos, y lo había conseguido. Entonces Mely me exploró, y tan bella y amable me dijo que lo sentía que tenía que poner la luz para ver. Solo me llevé dos desgarros pequeños, y no me puso puntos porque eran muy pequeños y ya no sangraban.

Después de un tiempo ya trajeron la otra camilla para llevarnos a puerperio. La auxiliar me felicitó y me dijo que había sido un parto muy bonito, Mely también tenía cara contenta. Pablo estaba orgulloso y feliz, yo simplemente estaba desbordada de oxitocina, amor y gratitud. No sé como explicarlo, pero creo que es la experiencia más impresionante he tenido en mi vida.

Después en la sala de puerperio Mely nos fue a ver, luego volvió a cambiar el turno y se fue a planta donde tenía que trabajar, y nos fue a ver. Y por la mañana nos fue a saludar. Tenía carita de cansada, había trabajado tantas horas seguidas! Yo estaba radiante y a pesar del maratón que fue (como me explicó ella) estaba tan fresca que no me lo podía creer.

Y así fue mi parto, la mayor animalada que he hecho en mi vida, sin duda repetiría, sin duda alguna.

Gracias infinitas a Mely!!! Por tu luz, tu simpatía y tu profesionalidad! Gracias, gracias, gracias! Porque mi parto humanizado lo hiciste tú!

Gracias infinitas a Pablo por ser mi compañero de vida, por confiar en mí y por entregarte! Por acompañarme en este viaje! Gracias gracias gracias!