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El nacimiento de Eduardo

El Domingo 20 me pase el día con algunas contracciones molestas pero nada alarmante, como el lunes tenia tocólogo decidí dejar a Lorena con mi madre en su casa y recogerla después del medico así que se quedo allí y Guille y yo nos fuimos para casa. Cuando llegué empecé a cocinar la comida del día siguiente,

tenia contracciones cada vez mas molestas y fui a hacer caquita, me mosqueé porque ya había hecho esa mañana pero como aún me quedaban más de dos semanas y no había rastro del tapón mucoso pues pensé que serían contracciones preparatorias. Seguí a lo mío y nos pusimos a cenar, mientras cenaba tenía que levantarme a veces porque me molestaban bastante las contracciones pero se me pasaban rápido. Nos fuimos a la cama sobre las once, Guille cayó redondo enseguida y yo despierta, le dije que si todo aquello

era una falsa alarma no iba a poder aguantar el parto ni en broma que ya me estaba fastidiando. El dormía y yo a cada rato tenia que ponerme a cuatro patas y mover el culo de un lado a otro balanceando las caderas y masajeándome los riñones porque me dolían. Hasta que ya no aguanté más en la cama y me levanté a eso de la una y me fui al salón, puse un protector de colchón en el sofá y allí entre una contracción y otra descansaba, cuando me venía una me ponía de rodillas encima del sofá con la cabeza en el reposabrazos y moviendo la cadera y masajeándome los riñones. Empecé a controlar la frecuencia y eran cada 3-4 minutos, ¡¡¡todo el rato!!!

A las tres de la mañana cuando vi que aquello no era una falsa alarma llamé a una comadrona que me iba a asistir y me dijo que venía para casa. Estaba lloviendo y yo había ido al baño otra vez a hacer caquita, del tapón ni rastro, me limpiaba y todo limpio. Avise a Guille de que había llamado a la comadrona para que estuviera alerta. Irene llego a las 3 y media, hablamos en el salón yo como podía cuando me venia una contracción me levantaba y caminaba, balanceaba las caderas, y doblaba un poco las rodillas cerraba los ojos y me echaba hacia delante, me masajeaba los riñones, Guille intentaba masajearme e Irene también pero les quitaba la mano yo era la que mejor lo hacía y más me aliviaba porque lo hacia justo donde más me gustaba.

Irene me propuso explorarme y yo cagada porque tenía miedo de que me dijera que tenía un cm., pero me pudo la curiosidad y me miró y tenía 6 cm., así que me alegre bastante. Me di una ducha que me sentó bien, a las dos horas me volvió a mirar y tenia 8 cm., con algo de cuello aún, ya empecé a manchar un poco, bebía muchísima agua con cada contracción, algunas eran más largas que otras pero se podía descansar entre una y otra (benditas endorfinas). Irene me dijo que faltaba romperse la bolsa y que si sentía ganas de empujar lo hiciera. Carmen, otra comadrona, ya había llegado cada ratito oían el corazón

de Eduardo y todo iba bien. En una contracción empujé y rompí la bolsa en el salón de casa, habían puesto plásticos y toallas mías, así pase otra horita y empujando un poco cuando tenia contracciones y ganas, me volvió a explorar y seguía con 8, Irene me propuso darme otra ducha y yo le dije a Guille que me

preparara la bañera que me apetecía más. Así que me metí en la bañera y luego no quería salir. Allí pase la última hora, empujando con cada contracción y fue horrible. A mí los pujos me dolían muchísimo, mi cuerpo empujaba solo y yo no quería, gritaba muchísimo creía que me iba a quedar sorda, me oía

diciendo que no aguantaba que ya no podía que me ayudaran, socorro y cosas así, le daba puñetazos a la bañera y a la pared, aún me duele la mano. Miraba a Guille y me decía que sí que podía. Irene y Carmen controlaban el pulso de Edu. Me tactó Irene, me quedaba un reborde y me dijo que en la siguiente lo

intentaría borrar, su mano ahí era fuego, un horror, pero lo hizo y noté cómo estaba cerca ya. Me dijo “te queda una o dos contracciones más”, y en ese momento pensé, y una m…. me queda sólo una, y en esa empujé de verdad con mi mente también y no sólo el cuerpo, dios cómo quemaba, noté cómo se

abombaba la vulva, y salió la cabeza, no vi nada claro, otro empujón y el resto del cuerpo supersuave, ¡¡¡ya estaba fuera por fin!!!! Qué alivio, se te quita todo al momento. Y ahora viene lo bueno, en mi caso no noté ese subidón del amor y explosión hormonal, el placer es que ya pasó todo y punto, Edu encima tuyo y

ya, es muy bonito pero porque se olvida todo en un segundo que sino la especie estaría mas que extinguida.

Esperamos a que dejara de latir el cordón, pero no del todo, a mi madre le dio prisa esto y Guille lo cortó. Él se perdió la salida de Edu porque en ese momento llamaba mi madre a la puerta así que sólo lo vieron las comadronas, una pena. Salí de la bañera y me fui a la cama. Me pegué a Edu al pecho y de un empujón suave salió la placenta enseguida. Me dieron dos puntitos de nada, el pinchazo de la anestesia local si duele, más bien pica cuando entra la anestesia, pero después de lo pasado ya un dolorcillo más como que nada. La recuperación es estupenda, me levanté al par de horas a hacer pipí y ya he hecho caquita hoy sin mayor problema. Tengo los dolores de entuerto, sobre todo cuando doy de mamar al peque pero son soportables, como de regla. Y esto ha sido mi aventura, la de Edu y toda nuestra familia. Menos mal que

Lorena no estaba, yo creo que se hubiera asustado mucho de mis gritos. Por lo visto se enteró todo el edificio, alguno no fue a trabajar porque no pudo dormir.

Por cierto se lo he mandado a mis amigos y en general me contestan asustados (los hombres que son unos caguetas las mujeres no), ¿será que soy muy grafica? Jeje... Para mí el balance es positivo y, ¡¡¡¡fue un 10, sobre 10!!!!

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