Cristina Manrique
Nací en Madrid, en 1971, en pleno baby boom español y en auge de la industria farmaceútica y sus leches de formula pese a lo cual fue parida vaginalmente y amamantada hasta el año y medio aunque no me libré del nido y la separación temprana de mi madre. Después dormí en mi cuna entre llantos y aún recuedo noches de terror a muy temprana edad.
De niña quería ser pediatra, estar con los más pequeños, pero conflictos personales torcieron mi camino y acabé licenciándome en Derecho y pasando de una empresa a otra como administrativa. Por otra parte mi lado feminista latía por un deseo de hacer algo por las mujeres y una vez licenciada me acerqué a la asociación de mujeres juristas donde no me sentí bien recibida.
En el año 2000 mi vida cambió. Me separé de mi pareja y senti que tenía que salir de Madrid para tener a mi hija y en 2006 me instalé en Granada con una nueva pareja. Allí nació Lucía, allí conocí a mi matrona, Lola, que me habló de EPEN. Visité la web pero me desinteresé pronto.
En 2010 nacio Lucía, en un parto vaginal con oxitocina y epidural pero razonablemnte respetado, aunque desinformado. Ahi renació mi pulsión profunda por la mujer, la femineidad y el poder profundo que da la maternidad y que sentía que nos había robado, o nos habíamos dejado robar.
Materné a mi hija, con dedicacion exclusiva, durante su primer año de vida y después de un largo puerperio volví a Madrid donde me formé como auxiliar de guardería. Justo cuando iba a lanzarme a hacer prácticas me ofrecieron un puesto trabajo en la administración pública y, despues de una época de profunda crisis económica, lo acepté para renunciar a él 9 meses después, una vez restablecida mi economía, para trabajar en una asociación y engrendar a mi segundo hijo. Elías falleció a las 12 semanas de vida, dentro de mi. Senti que lo paría con más intensidad que a mi primera hija y aún sigo esperando su vuelta, a mis 48 años.
Este bebé me llevó a formarme como Doula y, simultaneamente, a EPEN donde pude expresar mi dolor por esa pérdida y dónde me sentí acogida, sostenida y comprendida. Desde entonces es rara la vez que falto a una reunión de mi grupo local y aunque estoy poco presente en el mundo virtual mi intención es seguir aportando a que la mujer recupere su poder maternal y la fuerza más profunda de su femineidad.
Actualmente compatibilizo mi trabajo a media jornada como directora en la asociación con mi gratificante papel de madre y tratro de trabajar para EPEN en la medida de mis posibilidades, implicándome cada vez más a la vez que sigo acompañando a las mujeres que me requieren durante sus embarazos mientras continuo formándome y buscando mi propia gestación.