Cambios físicos tras el parto

En algunos países, la mujer que ha dado a luz cuenta con un equipo multidisciplinar en el que matrona, ginecólogo y fisioterapeuta especializado, cada uno en su ámbito, colaboran para aportar a la mujer los máximos beneficios –subvencionados por la seguridad social-. En este artículo, hablaremos de qué puede aportar la fisioterapia especializada en salud de la mujer, ya sea a nivel preventivo y/o como tratamiento.

Patologías como la incontinencia urinaria, dispareunia (coito doloroso), pubalgias, molestias en la zona de la episiotomía (si hubo) o de la cesárea, dolor de esfínteres y un largo etcétera son, desgraciadamente, más comunes de lo que parece, aunque muchas veces la mujer no hable de ello.

En una cesárea también es primordial una correcta y pronta recuperación: aunque el parto no haya sido vaginal, la zona de la incisión puede quedar adherida, con poca sensibilidad o molesta y además se encuentra directamente relacionada con la estabilidad de la vejiga y resto de órganos pélvicos, por lo que es importante tratarla para evitar que posteriormente repercuta en lesiones del suelo pélvico.

Fases del posparto

Podemos dividir el posparto en varias fases; primera fase o posparto inmediato (primera semana), segunda fase (desde la 2ª semana a la 8ª) y tercera fase (del 2º al 8º mes).

En la primera semana son convenientes unos cuidados básicos, especialmente con las posturas:

  • Evitar cargar peso. En caso necesario, levantar la carga previa contracción del suelo pélvico.
  • No realizar ejercicios abdominales clásicos.
  • Evitar estar mucho tiempo de pie, aunque sí es aconsejable activar la circulación de los miembros inferiores (Reeducación Propioceptiva, ejercicios de pies, masajes de piernas, restaurar el equilibrio en la pelvis).
  • Ejercicios respiratorios espiratorios para ayudar a la revascularización y drenaje.
  • Las contracciones de suelo pélvico se pueden realizar desde el primer momento ya que la contracción y la relajación de la musculatura favorecen el flujo sanguíneo (importante en caso de edema y episiotomía). Es importante que la mujer sepa realizar correctamente dichos ejercicios; un fisioterapeuta especializado puede ayudar a aprender bien la técnica (no se realizaran de forma automática con el objetivo erróneo de fortalecer la musculatura).
  • Se podría utilizar una faja en zona pélvica (sacroilíaca y nunca abdominal). Las articulaciones de unión entre los distintos huesos que forman la pelvis se encuentran más móviles y separadas, con lo que estética y funcionalmente pueden verse afectadas.
  • Evitar relaciones sexuales con penetración en las primeras semanas; la musculatura vaginal sufre una sobrecarga por el peso que soporta, además de un estiramiento importante durante el parto (algunos autores hablan de 6 semanas, mientras que otros defienden que el cierre y recuperación de la vagina pueden retrasarse hasta 10 semanas).
  • Favorecer la lactancia materna, pues ayuda a la involución uterina.
  • En cuanto a las bolas chinas, estudios serios demuestran que no producen beneficio ninguno en la recuperación del suelo pélvico.

En las siguientes semanas (2ª semana a la 8ª):

  • Puedes continuar con la faja sacroilíaca conforme recomiende el profesional, así como con la Reeducción Propioceptiva.
  • Mantener la protección del suelo pélvico ante las situaciones de hiperpresión: control postural y contracciones de suelo pélvico.
  • La actividad deportiva será aquella que no genere impactos a intensidad suave, que la mujer tolere sin que llegue a fatigarle (caminar, nadar cuando no presente manchado).

Como excepción, encontramos a las mujeres deportistas de alto nivel o profesionales que deben empezar sus entrenamientos lo antes posible. En estos casos existen dispositivos específicos que podrán utilizar para minimizar impactos y coordinar su entrenamiento en conjunto con su preparador físico y fisioterapeuta especializado.

En el posparto tardío (del 2º al 8º mes aprox.)

  • En este período el tejido conjuntivo se va recuperando y ya es buen momento para realizar un correcto balance torácico, perineal, abdominal y pélvico, tras el cual se podrá pautar otro tipo de tratamiento individualizado específico en caso de ser necesario.
  • Además, este balance nos guiará hacia una correcta orientación de la actividad física que se podrá realizar. Generalmente, se puede ampliar paulatinamente la intensidad y la gama de ejercicios (pequeños levantamientos de pesos, actividades que supongan más impacto y desgaste físico) para ir volviendo a la actividad preparto deseada por cada caso en concreto.
  • Mantenimiento de la protección del suelo pélvico ante las situaciones de hiperpresión: control postural y contracciones de suelo pélvico.

Y SI DOS EMBARAZOS SE SUCEDEN MUY SEGUIDOS...

En este caso la prioridad es el embarazo que cursa, así que los ejercicios y tratamientos irán acordes con su estado. Según algunos estudios, esos ejercicios serían un factor preventivo para determinadas disfunciones tanto del propio período gestacional como del parto e incluso del posparto.

Recordemos que estas son unas pautas básicas de cuidados. Es importante acudir a un profesional especializado cuando hace falta. Hay muchas técnicas a día de hoy que se pueden aprender para cuidar de una misma, pero siempre con buena orientación, porque no todas valen para todas las mujeres ni tienen los mismos resultados.