
Los riesgos de provocar un parto son bien conocidos. Para la madre la inducción del parto implica entre otras cosas un aumento de posibilidades de terminar con una cesárea o un parto instrumental, mayor riesgo de hemorragia posparto, mayor necesidad de epidural, de hospitalización más larga y de complicaciones graves como la atonía uterina. Para el bebé, la inducción aumenta el riesgo de necesitar un ingreso en UCI neonatal nada más nacer. Por todo ello se recomienda inducir solo cuando hay una causa médica.
Este estudio realizado en nuestro país y recién publicado corrobora estos riesgos: