
Estaba de unos cuatro meses cuando supe con inmensa alegría que había clases de danza del vientre para embarazadas en mi ciudad. Me faltó tiempo para apuntarme y presentarme allí con mi cinturón de monedillas en la mochila.
Estaba dispuesta a colocármelo en las caderas cuando vi que mi maestra, y ahora amiga, preparaba unas colchonetas en el suelo y me invitaba a colocarme en una de ellas para trabajar el suelo pélvico antes de bailar.
Así empezó todo. Mi relación con mi suelo pélvico. Y descubrir la falta de conocimiento que, por norma general, las mujeres tenemos de esta parte tan importante de nuestro cuerpo. Es habitual que las mujeres empecemos a tener consciencia de la importancia de estos músculos en el embarazo o posparto, y a veces ya es demasiado tarde para evitar su deterioro.