No siempre hace falta una conversación de horas para revelarse y descubrir al otro. A veces, una frase, un gesto o una expresión delatan intenciones y actitudes que, de otro modo, permanecerían ocultas.
Gabriella nos contó, hace ya algún tiempo, esta anécdota que vivió en primera persona y que a mí me resulta muy representativa del modo en que algunos profesionales sanitarios entienden su trabajo y su relación no solo con el paciente, sino con las mujeres en general, sea en calidad de usuarias o de pareja.
Recuerdo esta conversación de hace tres años, comiendo en un restaurante con unos buenos amigos: ella matrona y el ginecólogo.
Hablábamos -¡cómo no!- de partos, de formas de acompañar en un parto, de partos en casa (oficio de ella) vs. partos hospitalarios (oficio de él)... Yo más bien callaba y me divertía un mundo con estos dos "fenómenos" sentados frente a mí...