Después de vivir una muerte perinatal, muchas madres y padres sienten la necesidad de ver a sus bebés sin vida, de despedirse con tiempo, de tomar alguna imagen, de poder disponer de un lugar íntimo, adecuado. En algunos padres esta necesidad surge inmediatamente, en otros casos no se presenta en el shock inicial pero llega después, quizás demasiado tarde, y otras veces, eligen conscientemente no verle.
No hay buenas o malas elecciones; en el acompañamiento al duelo perinatal existe la urgencia de atender las necesidades de los padres, de escucharles y respetarles, en definitiva.