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La historia de Ximena

Testimonio 7 de la Campaña Stop Kristeller

Por Ximena Silva. Recibido el 2 de diciembre de 2012

Hola El Parto en Nuestro, quería compartir con vosotros mi experiencia con la maniobra de Kristeller.

Cuando me practicaron la maniobra, no solo no sabía que es lo que era, ni los peligros que corría. De hecho, casi no sabía nada de nada, simplemente me entregué a mi doctora.

En Marzo de 2006 y después de un embarazo muy bueno (mi primer embarazo), estaba en la semana 39 y tenía control. La doctora me hizo un tacto que me dolió muchísimo, hoy ya se que lo que me hizo (sin preguntar siquiera) fue la maniobra de Hamilton, sin ningún efecto, bueno, provocando mucho dolor, si eso es un efecto. Salí llorando, y me dijo que regresara a las pocas horas porque estaba de turno, que me fuera directamente al hospital. Llegué sin contracciones allí. Esperé un largo tiempo, al final pasamos con mi marido, me monitorizaron y me dijo que el bebé no estaba muy reactivo así es que me ingresarían para inducirme. Así fue, a las pocas horas tenía unos dolores horribles, me quería morir. Me rompieron la bolsa, y el dolor fue espantoso. Me bajaron al paritorio, y me pusieron la epidural ¡que alivio!. Estuve un tiempo relajada y tranquila, a solas con mi marido, donde hablamos con nuestra peque, le pusimos un nombre, le cantamos y emocionados le dijimos que pronto nos conoceríamos.

De pronto, entró la matrona y dijo que estaba completa. En segundos me ataron las piernas, y me dijeron que pujara. Yo no sentía nada... la matrona, me agredía diciéndome que no servía para nada, que yo no sabía hacer esto. Todos mis miedos, toda la seguridad y confianza que algún día gané, se desplomó.. yo era una niña indefensa y maltratada frente a estos dioses.

Así fue como de pronto, la doctora se subió a una silla y con todas sus fuerzas me apretó la barriga empujándola hacia abajo. Sentí que me partiría en dos. Y la matrona dijo algo así como: ¡por fin un poco de ayuda en mi trabajo!. Entre "no sirves" y "que mal lo haces" de pronto me pusieron a mi niña, dos segundos, porque luego se la llevaron mientras a mi me cosían (todavía siento esa cicatriz). Papá estuvo con ella. Mi sensación era la de estar rota por dentro... años después, en terapia, he podido enfrentar todo esto. Efectivamente estaba rota por dentro.

Tres años después, nació mi hijo.. sin maniobras de ningún tipo, sin apuros, en mis manos. Que distinto, yo sí que podía, mi cuerpo sí que es capaz.