Cefálica

La mayoría de los bebés está en posición cefálica en el momento de nacer, es decir su cabeza se encuentra hacia abajo, muy cerca de la pelvis. Además, dentro de la presentación cefálica pueden darse otros dos subtipos: posterior y anterior.

La presentación cefálica anterior es aquella en la que la espalda del bebe está pegada al vientre de su madre. Por el contrario, en la presentación cefálica posterior la espalda del bebe está cerca de la espalda de su madre.

Por lo general, la presentación en posterior suele implicar partos más largos e intensos, porque la postura del bebé hace que sea menos flexible a la hora de adaptarse a la curva del canal de parto. Esto no es indicación de cesárea: el parto puede ser perfectamente por vía vaginal, pero es posible que se alargue, puesto que el descenso del bebé es algo más costoso.

En 1996 se publicó el libro de una comadrona neozelandesa, Jean Sutton, titulado "Understanding and teaching the optimal foetal positioning", en el cual desarrolla la teoría de que los cambios posturales de la madre en las últimas semanas del embarazo y determinados ejercicios pueden ayudar a que el bebé se coloque en la posición óptima para el parto (cefálica anterior). En su experiencia particular, los desplazamientos desde su centro de maternidad al hospital disminuyeron de un 30% a un 5% y la tasa de empleo de fórceps bajó de 3-4 al mes a 2-4 al año.

La teoría de la posición óptima del feto sostiene que el modo de vida de las mujeres, cada vez más sedentario, ha podido contribuir a que un mayor número de bebés llegue al final del embarazo en posiciones distintas a la idónea.

Para que el bebé se coloque en cefálica anterior se pueden realizar diversos ejercicios, como por ejemplo caminar a gatas o la postura de yoga del gato. En cuanto a la postura de la madre, es conveniente no sentarse con las piernas cruzadas, con la espalda encorvada o con las rodillas más elevadas que las caderas.

Durante el parto de un bebé en posterior, especialmente en la fase del expulsivo, se pueden probar diversas posturas para ayudar a que se gire. Por ejemplo, ponerse a cuatro patas o tumbarse de lado sobre el costado donde se apoya la columna del bebé. Aunque los datos son limitados, varios estudios parecen mostrar que estas técnicas pueden ayudar a girar muchos bebés en posterior. La persona que atiende el parto puede realizar maniobras manuales para girar la cabeza del bebé, como la rotación digital.

Bibliografía