Tras el parto las mujeres solemos recibir la visita de familiares y amigos que nos preguntan: “¿Cómo ha ido todo?”, “¿Estás bien?” La contestación a esas preguntas casi siempre es: “Bien, todo bien”. Sin embargo las estadísticas son claras: en España hay demasiadas cesáreas, demasiadas episiotomías, demasiadas separaciones… y todos estos hechos son dolorosos en si mismos. Muchas mujeres sufrimos durante el parto por un excesivo intervencionismo, por un trato inadecuado, por que nos sentimos solas, por que no hemos sido escuchadas ni tenidas en cuenta.
Pero una vez que todo termina y tenemos a nuestro hijo en brazos tratamos de olvidar, de restar importancia a lo que pasó y pasar página. Muchas veces no somos conscientes de nuestro malestar y por ello no pedimos ayuda. A veces las personas que nos rodean tampoco entienden el porqué de nuestro estado de ánimo y aunque nos quieren ayudar no saben como hacerlo. Pero el dolor está ahí dentro, pidiendo a gritos salir y para liberarlo sólo es necesario encontrar a alguien con quien compartirlo, que quiera y sepa escucharnos y que comprenda nuestros sentimientos y sensaciones.
Este fue el germen de nuestra asociación: en el año 2001, Ibone Olza y Meritxel Vila crearon una lista de correo llamada "apoyocesareas". Su objetivo era prestar apoyo psicológico a mujeres que habían sufrido cesáreas y partos traumáticos. En los siguientes meses empezaron a llegar mensajes de madres "cesareadas" que expresaban su alivio al ver que otras madres se habían sentido mal o decepcionadas con sus cesáreas, que no estaban locas, que no estaban solas.
Poco a poco fueron llegando otras madres que, sin haber tenido cesáreas, se sentían mal por sus partos vaginales, que en algunos casos también habían sido muy traumáticos. También llegaron otras madres que habían tenido partos hermosos y respetados, en casa o en el hospital. Todas compartíamos un deseo: que ninguna madre sea maltratada en su parto, que todos los niños tengan un nacimiento respetado.
El aspecto emocional en la atención ginecológica y obstétrica es fundamental. El desarrollo del embarazo y el parto dependen en gran medida de la salud no sólo física de la mujer, si no también de su estado de ánimo y actitud. Así mismo tras el parto, y más si ha sido un parto en el que ha habido complicaciones, la mujer debería contar con un apoyo adecuado que la ayude a superar la mala experiencia y a sentirse fuerte y capaz para atender al recién nacido.
Sin embargo nuestro sistema sanitario no brinda este apoyo en el posparto y el puerperio y muchas mujeres sufren depresión y tienen dificultades con el vínculo con su bebé y problemas con la lactancia que nadie las ayuda a resolver y que enturbian la felicidad de los primeros meses compartidos con su bebé. A través de los foros de Internet, reuniones presenciales, consultas telefónicas o por correo, El Parto es Nuestro trata de suplir esta carencia de apoyo institucional, familiar y social, ayudando a las mujeres con malas experiencias a desahogarse, encontrar las respuestas que buscan y animarlas en su búsqueda de un parto respetado.