Gabriella Bianco
13 Nov 2013
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2 comentarios

Mujer informada, cesárea respetada.

¡En Mallorca estamos de enhorabuena!

Nos alegramos de que el Hospital Universitario de Son Espases haya recientemente hecho público su compromiso con las futuras madres y padres que deseen dar la bienvenida conjuntamente a sus pequeños en quirófano, cuando estos precisan nacer por cesárea programada. Hablamos ciertamente de un gran avance, un desafío para la institución sanitaria y una muestra de consideración hacia aquellas mujeres que solicitaban desde hace años poder ser acompañadas por sus parejas en el nacimiento de sus hijos, a pesar de que fuese necesario un nacimiento por vía abdominal.

Sin embargo hoy celebramos algo aún más agradecido: un nacimiento por cesárea SIN programar en el que el papá pudo estar presente, ya que su primer hijo decidió nacer de nalgas y –como suele ser habitual en nuestros tiempos modernos- no encontró profesionales con suficiente preparación, experiencia y voluntad para facilitar a la madre el parto vaginal deseado. En Mallorca tenemos la suerte de poder contar con grandes profesionales de la obstetricia en el Hospital de Manacor, donde se ofrece y se apoya la posibilidad de un parto vaginal para un bebé podálico desde hace años, siempre y cuando no sea el primer parto para la madre.

¿Quién establece que a una mujer primípara con un bebé que se presenta de nalgas no le conviene parir? ¿Qué hacer con la ausencia de profesionales del nacimiento experimentados y dispuestos a respetar la fisiología de un bebé que decide nacer presentándose en sociedad “al revés”? ¿Cómo justificar una cesárea por nalgas?

Francesca eligió apartar su frustración frente a la propuesta de una cesárea programada para seguir dando protagonismo a la alegría y a la creatividad que la acompañaron a lo largo de su embarazo: mientras ofrecía a su bebé la posibilidad de poder elegir girarse a posición cefálica en las últimas semanas de gestación, la futura madre empezó a andar un camino inexplorado, buscando en vano profesionales que pudieran atenderla en un parto vaginal y finalmente aceptando la posibilidad de un nacimiento por cesárea “por razones histórico-geográficas”, aún queriendo dejar a su bebé la posibilidad de cambiar de opinión en el último momento.

Tras haber expuesto a los profesionales sanitarios las razones que la llevaron a madurar la decisión de querer esperar a que su bebé eligiera el momento más oportuno para nacer, pudiendo así aprovechar todas las hormonas propias de un trabajo de parto fisiológico, la madre se comprometió a ingresar en el Hospital para entrar a quirófano en caso de que el bebé se presentara finalmente de nalgas. Negociando punto por punto su Plan de Cesárea, Francesca argumentó que -si no se demostraba lo contrario, la cesárea, a pesar de no ser programada, no sería por defecto urgente, debido a su compromiso y preparación anímica para un nacimiento por vía abdominal. Así fue que los obstetras pudieron comprender su posición y argumentos y cada punto del Plan de Cesárea fue aceptado con tiempo, serenidad y ponderación (salvo el deseo de entrega de la placenta, a pesar del vacío legal alrededor de la misma, por misteriosos motivos ligados aparentemente al hecho de que el parto se llevaría a cabo en un quirófano).

Lucas decidió venir al mundo de la misma manera que su mamá, de nalgas, decidiendo el momento, disfrutando de las hormonas del nacimiento, así como su mamá disfrutó de cada contracción durante unas horas, antes en casa y luego en el Hospital. Nadie le metió prisas para que entrara a quirófano y tampoco nadie se quejó de que cantara con cada contracción. El padre pudo estar presente en todo el proceso y en el nacimiento de su primer hijo. El bebé fue recibido por la voz y la mirada enamorada de su mamá, a quien no se le ataron los brazos y quien fue en todo momento protagonista de su parto. El bebé no fue separado en ningún momento del cuerpo de su madre, se produjo el agarre temprano al pecho en el mismo quirófano. La madre y el bebé permanecieron unidos todo el tiempo, gozando ambos de la salud producida por su cercanía y por el encuentro. En todo momento el nacimiento fue acompañado con respeto, profesionalidad, rigor y humanidad.

Lucas y su mamá, de la mano de profesionales atentos y respetuosos, lograron que algo nuevo e inesperado pasara en un hospital universitario moderon, que pretende trabajar según la medicina de la evidencia y comprometido con la Estrategia de Atención al Parto Normal y la Ley Balear de Salud (Ley 5/2003 Sección 1: "Derechos relativos al nacimiento", Art. 7, 8 y 9).

¡Enhorabuena a todos los protagonistas de este gran acontecimiento! Deseamos fuertemente que –sentado este precedente- otras madres informadas, de la mano de profesionales comprometidos con la salud del nacimiento, puedan proporcionar a sus hijos una llegada al mundo en el máximo respeto a lo que más se acerca a la salud y a lo que la realidad obstétrica actual puede ofrecer cuando se hace inevitable nacer por cesárea.

¡Una vez más las mujeres nos enseñan el camino y que ellas son las protagonistas del cambio!

Más sobre este tema en el texto "Una cesárea que abre puertas a nuevos caminos", del blog de Gabriella Bianco.

Para leer más:

MCarmen (unverified)
13 Nov 2013
Dentro de lo malo (cesárea porque nadie sabía asistir un parto de nalgas), me parece estupendo que esta madre haya podido hacer un Plan de Cesárea. Me alegra que al bebé se le permitiera nacer cuando le correspondía, en lugar de sacarlo antes de su tiempo. Al fin y al cabo, no solo es un acto quirúrgico, es también una forma de parir, y debería ser respetado siempre. Y las necesidades de la mujer y la familia, escuchadas. Muy bien por esa mujer fuerte, por esa familia luchadora, y por unos profesionales de mente abierta. Estas noticias siempre son esperanzadoras.