Ma. Belén Durango Ch.
18 Sep 2013
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4 comentarios

Información, Conocimiento y Poder

Estas tres palabras traen a mi memoria a una mujer ecuatoriana quien luchó por sus ideales y sus metas, en una época muy diferente a la actual. En donde el rol de la mujer se limitaba a los quehaceres del hogar, la crianza de los hijos y el cuidado del marido. En donde la mujer no tenía el acceso a una educación formal, tenía simplemente una educación básica para aprender a leer y a escribir. Esta mujer se llamaba Matilde Hidalgo de Prócel (1889 – 1974). Fue la primera mujer ecuatoriana en obtener su título de bachiller, su título de licenciada y su doctorado en medicina. También fue la primera mujer que ejerció el derecho al sufragio en América del Sur, ocupando cargos públicos y ejerciendo su profesión de médica. Fue esposa y madre de dos hijos.

¿Qué diferencia hace el tener información y hacer uso de ese conocimiento y no tenerlo? Pues muchísima. Tener información y conocimientos nos hacen crecer, saber y poder. Decidir por nosotras mismas, por nuestros propios cuerpos. Hacernos responsables de nuestros propios actos y nuestras decisiones. Ser dueñas de nuestra conciencia. Aprender a decir “si” y a decir “no”. Aceptar las consecuencias de nuestras acciones. A ser protagonistas de nuestros partos.

Con la información decidimos, con el conocimiento lo hacemos y con el poder lo logramos. Alcanzamos los sueños y los anhelos. Conseguimos vencer y llegar a la meta. Descubrimos la fortaleza interna que tenemos.

Muchas mujeres luchan para que su voluntad se cumpla durante su parto, para que se respeten sus decisiones. Cuando mujeres cercanas han logrado ser las protagonistas de su propio parto se siente una alegría infinita en el corazón, no hay palabras para ello. Mujeres que han podido elegir, decidir y hacerlo a su manera, conscientes de sus actos y responsables de su cuerpo y de la vida que llevan dentro. Ellas son mujeres valientes, luchadoras y empoderadas. Porque el parto es de ellas, de las mujeres, de nosotras. Porque el parto es nuestro.

Por Ma. Belén Durango Ch., del Grupo Local Ecuador de El Parto es Nuestro.

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Dedico este post a mi amiga María Moreno de los Ríos, quien luchó y alcanzó la meta, se empoderó para correr la maratón de su vida, ahora su trofeo está en sus brazos: su hijo Guille. Gracias María por tu valentía y fortaleza.

Rosi (unverified)
18 Sep 2013
Ser mujer es ser persona. Cuando una mujer se considera como tal, se nota, tenga o no estudios y esté o no dentro de un paritorio. Para llegar a creernoslo tenemos que deshacernos de un fuerte lavado de cerebro y la información es la base. Sobre ella estará el conocimiento y lo que hagamos con él. Aún con información y conocimiento, el poder puede seguir en sus manos por tiempo indefinido. De todas formas con apoyo y la fuerza de la razón, creo que se puede hacer algo por las madres y nuestros bebés.
Ana
19 Sep 2013

Pero es triste ¿verdad?,

- que tengamos que informanos porqué la información dada por el profesional, no es veraz,

- que tengamos que informarnos porqué la atención al parto se aleja ya no solo de la evidencia cientifíca sino del más elemental sentido común,

- que tengamos a fin de cuentas que convertirnos en matronas sin titulo para poder intentar tener un parto digno, y digo intentar porqué en el momento en que entras en un hospital estás vendida, he conocido a mujeres muy informadas que nada pudieron hacer en el momento que entraron por la puerta de un hospital, estás de parto y por lo tanto en una situación de total indefensión, la falta de leyes contra la violencia obstetrica alimenta la prepotencia y la crueldad de unas personas que se consideran intocables.

 

Ana
20 Sep 2013

Otra cosa, no conozco a ninguna mujer que no se considere persona, y aunque existiese alguna el problema no estaría en ella, sino en los que la rodean que no la consideran mujer=persona.

Yo me sentía muy mujer y muy persona pero los que me rodeaban en la sala de partos no lo consideraban así.

Rosi (unverified)
20 Sep 2013
Sí, claro. A fin de cuentas parece que el poder, en última instancia está en quien tiene en la mano el cuchillo (o demás instrumentos) y, por supuesto en quienes le apoyan material o socialmente. Siempre habrá depredadores en la naturaleza y el parto no se salva de ellos...quizá por eso las hembras mamíferos tienden a esconderse dentro de sus posibilidades cuando paren, es un instinto que protege a ambos. Como eso nos está vedado a las mujeres humanas y además no es recomendable parir sin procurarse asistencia profesional, aunque no nos ha tocado a la inmensa mayoría de nosotras, quizá en generaciones posteriores a nuestras hijas o nietas les parezca un despropósito el tipo de parto que a nosotras nos ha parecido de lo más normal: parir entre desconocidos, entrando, saliendo, pinchando y mandando sobre cuerpos . Y todo ello sin dar explicaciones ni responsabilizarse de los efectos nocivos de sus intervenciones aunque no tengan explicación científica. Basándose en la prisa y en el miedo. Entonces nos toca a las mujeres que parimos hoy hacer un gran esfuerzo de informarnos, conocer y empezar a pedir y exigir. Apechugar con las consecuencias de un mal parto es la motivación y la otra motivación, la de profesionales respetuosos y otras personas que no lo han vivido así, es la solidaridad.